Un hombre callado, que sólo ha recibido la visita de uno de sus hijos, que no pide nada fuera del reglamento y cumple plenamente todas las órdenes que se le dan, es como describen las autoridades del penal federal del Altiplano a quién fuera uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa, Héctor El Güero Palma.
“El preso tiene todo el comportamiento de las prisiones de Estados Unidos”, relata un funcionario del penal.
Apenas llegó a este centro penitenciario la noche del pasado miércoles 15 de junio, el hombre fue colocado de espaldas en la reglilla de medición y fichado. Después —como lo marca el reglamento de las prisiones federales— lo raparon y le rasuraron el bigote.
Le quitaron los jeans y la camisa que usaba y le dieron un pants color beige, una playera del mismo tono y la sudadera que lleva grabado a la altura del pecho del lado izquierdo, el número que sustituye su nombre dentro de prisión: el 3950.
Un video en poder de La Razón captado dentro del centro penitenciario, muestra los primeros minutos de este hombre en la prisión en la que permanecerá —cuando menos— mientras duran dos procesos penales que tiene por homicidio.
Las imágenes fueron grabadas a las 00:01 horas del jueves 16 de junio.
Palma Salazar aparece ya sin cabello, ni bigote con el que fue deportado.
Con una pluma de tinta azul firma una hoja de su registro de ingreso, la observa por un breve instante y luego entra a su celda. Ahí deja aquel documento. La puerta de cristal blindado de su estancia es cerrada.
El Güero Palma llega al fondo de su celda, junto a lo que es su cama y se soba las muñecas, pues estuvo esposado durante todo su traslado desde Estados Unidos.
En su ficha penitenciaria se detalla que desde el día de su ingreso, el hombre no ha hecho ninguna solicitud fuera del reglamento como en su momento lo hizo su exsocio, Joaquín El Chapo Guzmán, el cual pidió objetos como pantuflas, ropa térmica...
Las medidas que mantiene el personal de la Comisión Nacional de Seguridad son similares a las de cualquier otro reo.
Un perro prueba sus alimentos antes de que él los coma, tiene vigilancia presencial, cámaras de circuito cerrado que captan sonidos y no tienen puntos ciegos, además de que se le toma lista cada seis horas.
Hasta ahora, El Güero Palma no se ha quejado de ninguna de esas reglas.
Fuente: La razon
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