Está claro que Joaquín Guzmán Loera tiene cancelados sus derechos políticos elementales, como los de votar y ser votado.
Es evidente que —en tanto sujeto de proceso penal—, El Chapo no tiene posibilidad alguna de participar en las elecciones del 5 de junio, pese a que podría contar con credencial de elector de Sinaloa, Durango, o Chihuahua.
Sin embargo, también es cierto que el criminal dueño de una fortuna de mil millones de dólares —según Forbes— no requiere vigentes sus derechos políticos y tampoco de una credencial de elector para sufragar por el alcalde, diputado local o gobernador de cualquiera de las entidades donde mantiene su feudo.
Y es que, en tanto dueño del llamado Triángulo Dorado —de Sinaloa, Durango y Chihuahua, asiento de su principal centro de operaciones—, El Chapo cuenta con la capacidad de poner y/o quitar alcaldes en una amplia región de esos tres estados, donde el domingo 5 de junio renovarán alcaldes y gobernador.
Por eso la pregunta: ¿de qué partido son los candidatos de El Chapo, en los municipios del llamado Triángulo Dorado, de los tres estados?
Y es que sea el INE, sean los distintos partidos políticos —PRI, PAN, PRD, PVEM y Morena—, o sean los gobiernos estatales, podrán decir misa y negar la existencia de narcoelecciones, pero lo cierto es que esa región de Sinaloa, Durango y Chihuahua está en manos de El Chapo desde hace décadas y, les guste o no, no se mueve la hoja del árbol sin el aval "del Señor".
Y si por años El Chapo operó sin problema en esa región del país —y si alcaldes, policías federales, militares y gobernadores respetaban su refugio—, resulta de sentido común suponer que en la elección de junio pagaría lo necesario para imponer candidatos y alcaldes a modo. Claro, si no es que su influencia llega hasta el nivel de gobiernos estatales.
Por lo pronto, como si los políticos de Sinaloa vivieran en otro planeta, nadie sabe de quién es la mano que mueve la cuna para tratar de reventar una elección estatal que el PRI tiene ganada de cabo a rabo. Y si tienen duda, van los detalles.
El pasado fin de semana, el padrón electoral de Sinaloa apareció en el sitio de Internet Ocean Digital alojado en Estado Unidos. Se publicaron datos de dos millones de ciudadanos. ¿De quién la mano? ¿Para qué?
Además, la madrugada del domingo fue asesinado Héctor Raúl Benítez, quien fue secretario de Seguridad Pública de Culiacán hasta el 17 de mayo. Lo mataron fuera de su casa. ¿De quién la mano? ¿Para qué?
Por eso, el pasado lunes, representantes ante el Instituto Electoral del PAN, PRD, MC, CPS, Morena y el candidato independiente, anunciaron un frente común para exigir que el INE "atraiga la elección del Sinaloa". El argumento que esgrimen es que "no existen condiciones para realizar el proceso" —según dicen— a causa de la intromisión del gobierno estatal.
La acusación resulta de risa loca, sobre todo porque olvidan que todos esos partidos avalaron al candidato Malova, contra el PRI, hace seis años. Pero además, podrán decir misa, pero Sinaloa está lejos de ser lo que hoy es Tamaulipas, donde manda el crimen y el INE prefiere el silencio.
Lo cierto, sin embargo, es que Sinaloa es el mejor ejemplo del fracaso de los partidos opositores al PRI. Hace seis años, todos apoyaron a Malova contra el PRI, pero en esos seis años ningún partido construyó liderazgos y militancia. Nadaron "de a muertito" Y hoy el PRI, a pesar de su mal candidato, los aplastó.
¿Y el voto de El Chapo? A nadie importa.
Fuente: Milenio
0 comentarios :
Publicar un comentario