Entre los clientes del bufete Mossack Fonseca figura la “élite” del narcotráfico en el occidente de México, a través de Gerardo González Valencia.
Señalado por los gobiernos estadunidense y mexicano como parte de los negocios ilícitos de su clan, ese inversionista es pariente y socio de tres importantes cárteles: Los Valencia, Los Cuinis y el CJNG, que se formaron en Michoacán y Jalisco pero despliegan millonarias actividades internacionales.
El despacho panameño Mossack Fonseca no es ajeno a los cárteles del narcotráfico mexicanos. Su relación más reciente es con integrantes del grupo conocido como Los Cuinis, socio del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En 2012, Wendy Delaithy Amaral Arévalo y su esposo, Gerardo González Valencia, compraron dos empresas offshore a la firma panameña a través de un despacho en Uruguay, según los archivos que forman parte de los #PanamaPapers, la investigación periodística global que se hizo a partir de la filtración de 11 y medio millones de documentos de Mossack Fonseca.
Amaral Arévalo y González Valencia, que en los documentos se presentan como matrimonio, abrieron las empresas Montella Global y Deltodo Enterprises, en Montevideo, Uruguay. Según los registros, el objeto de la primera es la posesión de bienes inmuebles en Uruguay; el de la segunda, la posesión de marcas de propiedad industrial en el exterior. De acuerdo con los documentos, que cubren desde el inicio del despacho en 1977 hasta diciembre de 2015, ambas empresas seguirían activas.
En respuesta a un cuestionario de Proceso, Carlos Sousa, director de Marketing y Ventas del despacho panameño, aseguró que Mossack Fonseca hace una revisión estricta de quienes llegan a abrir una empresa con ellos, además de que muestran referencias de despachos y bancos de otros países.
Aseguró que la firma vende una compañía a una persona cuando las diferentes búsquedas que se hacen en su sistema, entre ellos World Check y World Compliance, no arrojan nada negativo.
“Si posteriormente obtenemos información de que la compañía ha sido listada en OFAC, se hacen los respectivos reportes y se comienza el proceso de renuncia, a menos que los reguladores (autoridades) den una instrucción diferente”, aseguró.
Algo que no ha pasado, al menos hasta donde revelan los documentos obtenidos por Proceso con la pareja aludida. Tampoco ocurrió en los años ochenta con el líder del Cártel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero, quien les compró dos empresas en Costa Rica, adonde huyó tras el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena.
Mossack Fonseca dejó de lado la carrera delictiva de los 18 hermanos González Valencia. En la década de los noventa, José María, el mayor de ellos, se inició en el narcotráfico como parte del Cártel del Milenio. Todos los hermanos se fueron incorporando hasta que la organización se convirtió en 2007 en uno de los más poderosos clanes del país que tienen actividad internacional.
Fuente: Proceso
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