En la frontera las organizaciones criminales han expuesto que con dinero ilimitado, la ingeniería de túneles ilícitos no tiene fin
Un agente fronterizo vigila la salida de ventilación del último túnel descubierto en la frontera. Gregory Bull AP
Una frontera porosa, sobre y bajo tierra. Esa es la realidad de la delgada línea entre México y Estados Unidos, un lugar donde las organizaciones criminales han expuesto que con dinero ilimitado, la ingeniería de túneles ilícitos no tiene fin.
Cerrar un túnel le cuesta al gobierno estadounidense entre 400,000 y 700,000 dólares. Pero para los cárteles abrir uno, con una alta capacidad de transporte, le reporta una ganancia de cientos de miles de millones de dólares.
Según datos de la Oficina de Patrulla Fronteriza (CBP) los túneles más sofisticados en general “superan los 600 metros, están construidos con ventilación, electricidad y sistema de rieles. Sus entradas y salidas están ubicadas en bodegas o casas abandonadas”, que poseen pisos falsos.
El gobierno estadounidense descubrió el primer túnel ilícito en Douglas, Arizona en 1990, pero a pesar de haber lidiado con este problema por décadas, no ha logrado eliminarlo.
Hasta la fecha se han descubierto 190 túneles. Tan sólo este año ya se acumulan seis nuevos a la lista, de acuerdo a datos de CBP. Asimismo, aunque varían en tamaño, tienen un promedio de más de 500 metros de largo y los construyen 18 metros bajo tierra.
Esta semana un agente de la Patrulla Fronteriza descubrió un túnel de 42 metros en la frontera entre México y California, específicamente tres kilómetros al norte del puerto de Calexico. El mes pasado hallaron un nuevo pasaje bajo tierra que salía desde Nogales, Arizona. Con un total de 24 metros, el túnel pretendía convertirse en otra vía concurrida para el tráfico ilícito de droga, dinero, armas y personas, en una de las zonas más usadas por las organizaciones criminales transnacionales.
Según información de la Oficina de Patrulla Fronteriza en el sector de Nogales se han investigado 110 túneles y se han requisado 496 kilogramos de droga.
En áreas como Texas, la construcción de estos pasajes es mucho más compleja por la presencia del Río Grande. A pesar de eso, en 2010 se encontró un túnel con más de 40 metros construidos, medio metro bajo el río.
No existen cifras concretas que permitan comprobar la frecuencia en el uso de los túneles, sin embargo, expertos como Eric Olson, asesor de Instituto México para Woodrow Wilson Center, lo ven como un problema en crecimiento.
“Es un método muy utilizado para el tráfico de drogas. Eso es muy evidente por la sofisticación que han alcanzado para aumentar su eficiencia. No es tanto sobre el número de túneles, pero sobre la capacidad que tiene cada uno para traficar”, explicó.
“La federación del cartel de Sinaloa es la que se ha especializado en esto. Esto ha obligado a que Estados Unidos y México se especialicen en investigar”, agregó Olson.
Un informe elaborado en 2012 por la oficina del Inspector General para el Departamento de Seguridad Nacional detalló que la agencia no cuenta con la tecnología suficiente para realizar búsquedas. “CBP no tiene la capacidad tecnológica para detectar túneles ilícitos rutinariamente y con acuciosidad”, detalló el documento.
Agencias de gobierno como CBP, el Servicio de Control de Inmigración y Aduana (ICE), junto con la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) son las encargadas de encontrar los túneles y luego lidiar con todo el proceso hasta su cierre.
Lauren Mack, portavoz de ICE, explicó que una vez que se encuentra un pasaje subterráneo “trabajan en conjunto con CBP para asegurar la entrada y prevenir que continúe en uso. Luego HSI investiga el túnel y lo entrega a CBP para sellar la parte en terreno estadounidense”.
En la etapa de investigación las agencias de gobierno utilizan robots para recorrerlos, ya que muchos de los túneles están mal construidos y carecen de ventilación apropiada. Además, este mecanismo permite recorrerlos con mayor rapidez.
Cuando el túnel está listo para su cierre, CBP se encarga de sellar la parte ubicada en terreno estadounidense. Carlos Díaz vocero de la agencia explicó que dependiendo “del tipo de túnel es el método usado para cerrarlo, sin embargo en general se rellenan con concreto”.
Según el reporte para 2015 del Departamento de Seguridad Nacional enfocado en túneles CBP gastó 8,7 millones de dólares desde 2007 en el proceso de cierre.
Pero el tiempo que la agencia toma para completar este paso, ha sido blanco de críticas. Aunque el gobierno asegura la entrada y salida de los túneles una vez que son descubiertos, el relleno puede tomar años.
Eso fue lo que ocurrió con seis túneles en California y uno en Arizona, descubiertos en 2003, los que finalmente fueron sellados en 2007, cuando la agencia anunció el presupuesto necesario para hacerlo: 2,7 millones de dólares.
Pero el problema más grande radica en aquellos que aún siguen escondidos, esos de los cuáles no se sabe nada. ¿Cuántos son, cómo son, cuánto se usan? aquellos que no dan ninguna pista concreta y por donde organizaciones criminales se fortalecen con cada cruce.
Fuente: El blog del narco
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