"Tenía líneas en mi cara que me estaban fastidiando, que no me gustaban y pues me inyectó en mi cara y no salió bien", dice Rogers.
"Se infectó y la persona que me lo puso no era un doctor, era una persona de su casa" prosigue, "y pues no sé lo que me puso".
Su caso no es único y está sucediendo en todo el país. Después los afectados tocan las puertas de los cirujanos plásticos certificados para buscar remedio.
El doctor Alberto Gallerani dice que el problema es el costo porque "muchos de estos productos que son legítimos son muy caros", por lo que las personas recurren a métodos menos seguros y más económicos.
En el caso de Sarah, Gallerani dice que de no haber tenido rápida atención médica podría hasta haber muerto porque tenía una infección bacteriana que no solamente habría destruído su cara sino que también pudo haber llegado al cerebro.
Hasta el momento le han sido practicadas seis cirugías.
Los doctores luchan para remover la infección, pero ella dice que eventualmente siempre regresa y que cada día está más hinchada, por lo que no sale de la casa.
Hoy para ella las cosas no son más alentadoras. "No más porque tenía vergüenza de las poquitas líneas que tenía, ahora ya tengo esto, estos problemas", dice.
El médico dice que el combate a la infección durará meses, porque usaron implementos contaminados y que además no se sabe qué material le fue inyectado.
El galeno advierte que el mejor consejo es que si quieres lucir mejor, es muy importante obtener atención calificada, con productos legales.
Fuente: Telemundo
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