Es entendible que por cuestiones económicas se reutilicen los zapatos (principalmente en el entorno familiar), cuando lo niños menores adoptan la ropa de su hermano mayor, incluyendo los zapatos.
No obstante, esta práctica debe ser eliminada en los hogares en la medida de lo posible; algunas prendas pueden reutilizarse, pero los zapatos no, indicó Juan Martínez Camaaño, médico Ortopedista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Esto se debe a que los niños van creciendo, sus huesos también lo hacen y cuando adoptan el calzado de otra persona, es probable que sus pies sigan la misma formación estampada en el zapato, no la propia.
Según estudios realizados, el interior de un zapato puede incluir hasta 10 millones de bacterias, están presentes tanto dentro como fuera del calzado y sin importar si es propio o usado. Algunas de ellas son las responsables de causar mal olor en los pies y otras son las culpables de reproducir hongos.
Si se recibe un par de zapatos usados, lo primero que debe hacer es lavarlos y limpiarlos a la perfección para eliminar la mayoría de bacterias presentes en ellos.
En caso de contagiarse con estas bacterias hay que lavar un par de veces diariamente los pies con agua y jabón y secarlos perfectamente antes de ponerse medias y zapatos.
Si después de una semana no se obtienen resultados, se debe usar crema desodorante para los pies que contenga cloruro de aluminio, además del lavado cotidiano. Es importante rotar el calzado dando un descanso a cada par, ya que el uso diario y frecuente favorece la reproducción de bacterias, puntualizó el especialista.
Fuente: Cadenanoticias
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