Georgina Clarke de 38 años y su hija Keyla Morris de 20 de el Reino Unido, llevan una relación fuera de lo normal: ellas están obsesionadas con las cirugías plásticas. Juntas han gastado una fortuna en procedimientos quirúrgicos para cambiar su apariencia y todo por conseguir parecerse a su artista favorita, la modelo británica Katie Price.
Según expertos de la salud, Georgina y Kaila tienen una relación que sobrepasa los lazos familiares. Para Kaila, ella y su mamá son como amigas que se visten igual, que le gustan las mismas cosas y que viven apasionadas por los procedimientos estéticos, algo que aseguran haber conseguido por medio de hombres que costean las cirugías a cambio de bailes exóticos y la compañía que ellas les ofrecen.
Pero según una especialista en el comportamiento humano, esto no es más que una condición médica conocida como “dsmorfia corporal”, una condición bastante seria que necesita tratamiento y que consiste de una distorsión total de la realidad. ¿Qué opinas tú?
Fuente: Telemundo
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