Los Mochis, Sinaloa.- Martha tiene 47 años de edad. Es madre de tres hijos y originaria de Ciudad Obregón. De ser una empresaria exitosa pasó a convertirse en una adicta al juego de apuestas, vicio por el cual estuvo a punto de perderlo todo.
Desde el 2005 quedó atrapada por las garras de un casino.
“Desde años atrás ya había entrado a los casinos, pero lo fuerte empezó en el 2005. Ese año, cuando conozco el casino de mi ciudad, el único que había entonces, empiezo el juego fuerte. Cuando se inauguró yo asistí y desde el primer día me gustó como una distracción. La primera semana fui solo una vez, la segunda asistí dos veces porque se me hizo que me divertía, que pasaba un rato agradable. Encontraba amigas en ese lugar y era algo sano. Yo lo miraba como algo sano, porque es un lugar donde se podía ir a tomar el cafecito, donde jugábamos y platicábamos”, relata Martha.
Negocios.
Martha es diseñadora de modas y por su habilidad para los negocios abrió tres tiendas de diseño y confección en su ciudad. Eran empresas prósperas y brillantes como su mente; sin embargo, su vicio fue empeorando cada vez más y la llevó al desastre total. Perdió exorbitantes cantidades de dinero y dos de sus negocios.
“Puse una cantidad destinada para jugar diario, pero de pronto, ya esa cantidad se había triplicado. Perdí dos negocios en el ínter de mi juego compulsivo. No había dinero que me alcanzara y disponía de todo el efectivo que entraba a caja. Y aparte de disponer del efectivo, yo ya no producía, ya no estaba al pendiente de mis negocios. Miraba que ya empezaba a tener cierto tipo no sólo de afectación económica ni de tiempo, yo sentía que mi mente se estaba desubicando. Sentía que ya no estaba en este mundo. Llegué a tener lagunas mentales y ver que mi salud se deterioraba”, expone.
Mentira.
Su adicción al juego la llevó a mentir ágilmente. Para todo inventaba excusas con tal de que su familia no descubriera su vicio.
“Empiezo a maquillar los tiempos para que no se dieran cuenta, a mis hijos los llevaba a otras actividades y yo me iba al casino. Siempre decía que estaba en el banco o en algún otro lugar. Llegué a jugar hasta 15 horas al día. Yo llegaba desde que el casino abría y era la última en salir. Era a la que tenían que sacar con la escoba del lugar”, manifiesta.
Sin embargo, hace más de cuatro años que al salir del casino, el grupo Jugadores Anónimos puso en el parabrisas de su carro la invitación al grupo. Papel que ignoró y que su marido se lo tuvo que mostrar, lo que tomó como una señal de Dios para hacerle frente a la enfermedad.
Celebración.
El día de ayer, Martha estuvo presente en el festejo del cuarto aniversario del grupo Jugadores Anónimos de Los Mochis, el cual se realizó en el CIE y asistieron 82 personas de diferentes partes del país.
Fuente: El debate
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