Si has llegado hasta aquí es porque estás pensando en dar un gran paso, o quieres comprobar si hay algo que no sabías sobre perder la virginidad. Esto no es una guía, ni un manual de instrucciones. Porque en la vida, cada experiencia es diferente.
No es, para nada, placentero
Estamos cansados de ver películas americanas sobre chavales en el instituto que pierden la virginidad el día del baile. Y al final, para los protagonistas, todo resulta ser un sueño de lo más placentero y la experiencia más alucinante de su vida. Luego nos damos cuenta, en la vida real, que eso es un engaño.
Sí, habrá gente que haya experimentado la pérdida de virginidad como algo fascinante, y de lo mejor de su vida, pero para la mayoría de los mortales, no fue nada placentero, sino que fue de lo más incómodo. Todo el rato nerviosos, nada de preliminares, y al final… mejor ni comentarlo. Luego todos pensamos cómo podía haber sido mejor, pero en ese momento… solo pensábamos en que terminara ya.
La importancia de los preliminares
En esa primera vez es cuando se aprende, sobre todo en el caso de las mujeres, que podía haber sido más fácil con los preliminares adecuados. Es verdad que los nervios de por ser la primera vez lo ocupaban todo, pero si la pareja se hubiera centrado en algunos puntos clave, podía haber sido totalmente diferente. Pero eso lo sabemos ahora.
Claro que esos preliminares son totalmente torpes cuando se hacen por primera vez. Se intenta, pero no se consigue, y al final todo resulta un proceso doloroso y que estás deseando que acabe. Una comparativa muy buena es la de “intentar tirarse por un tobogán acuático… sin que haya agua”. Imagina esa sensación dentro de ti, y luego nos cuentas.
Y si no, pues lubricante
Sí, al final, con preliminares o sin preliminares, todo resulta doloroso, así que os vamos a contar la terrible verdad: se debería dar un bote de lubricante para la primera vez. Porque eso no nos hubiera complicado tanto la vida.
Así que consejo para aquellos que están a punto de dar ese paso: no os avergoncéis de usar lubricante. Debes creernos, porque luego tu chica lo agradecerá. No creas que eres menos mujer (o menos hombre), por recurrir a esto, porque todos entendemos que hubiera sido mejor con ayuda del lubricante. Y menos doloroso, por supuesto, que es lo más importante.
Eso sí, recordad que hay algunos lubricantes que pueden hacer del preservativo algo menos eficaz, así que hay que comprobar la compatibilidad de los dos productos.
La lucha del preservativo
Cuando de adolescentes pensamos en perder la virginidad, nunca nos damos cuenta de ese terrible momento que supone ponerse un preservativo. Normalmente suele ser una odisea para los chicos, pero también debería serlo para las chicas, ya que esto también las involucra a ellas. Aún así, es el momento más temido para los chicos.
Lo bueno es que esta parte sí que se puede ensayar, así que si eres un chico, lo mejor es que compres una caja grande de preservativos, y empieces a practicar por tu cuenta. Este consejo tampoco está de más para las chicas, ya que también vosotras podéis tener un poco de iniciativa en estos casos y aligerar un poco la tensión.
Llegar al orgasmo no es fácil
Bueno, esto lo sabe hasta el que perdió la virginidad hace un porrón de años. Si tienes vagina, probablemente en vuestra primera vez no llegues al orgasmo, a no ser que te acuestes con alguien que está muy experimentado (y no solo de palabra, sino de verdad). En cualquier caso, no creas que todo es como en “50 sombras de Grey”, que desde la primera escena de cama, la mujer tiene un orgasmo cada vez que toca las sábanas. La vida no es así.
Será más fácil si con la otra persona tienes cierta cercanía, y no nos referimos a físicamente, eso ya lo sabemos, sino también emocionalmente. Vamos, que tienes que tener ya cierta confianza con la otra persona, porque no tendremos tantos complejos con nosotros mismos.
Miradas por todas partes
Una vez has perdido la virginidad, piensas que todo el mundo te mira, que tus padres se han dado cuenta porque te miran de una forma diferente. En realidad, eres tú el que ha cambiado, y esto no tiene por qué notarse desde fuera. Pero al final, eres tú mismo el que se pone tan tonto con ello, que al final sí que se da cuenta el resto del mundo.
En el caso de los chicos, es lo primero que cuentan a los colegas nada más verles. Y seamos realistas, en el caso de las chicas, también. Luego, las opiniones difieren, según la experiencia que hayan tenido… pero todos sabemos que exageramos más de la cuenta en esas ocasiones. Ni fue tan fantástico, y probablemente ni fue tan horrible. O tal vez esto último sí.
Amor
Dicen que una mujer se enamora antes de acostarse con la otra persona, y el acto les sirve para afianzar el amor. Pero en el caso de los hombres, el amor llega después. Da igual, el caso es que llega el amor. Todos queremos que la primera vez sea con alguien especial, y por eso, acabamos con alguien que resulta ser el amor de la juventud, o ese primer amor.
No está tan mal, hasta que nos damos cuenta de que en la mayoría de los casos, esa persona no está con nosotros. Algunos guardarán un recuerdo bueno de ellas, y otras no tanto. O puede que tu caso sea el de uno entre un millón y tú sí estés al lado de la persona con la que perdiste la virginidad. Todo es posible en este mundo.
Cambios en el cuerpo
Es verdad que tú te sientes distinto, pero en algunos casos, este cambio es real. Sobre todo en el de las mujeres, ya que durante la penetración, el himen se rompe. Esta membrana servía para proteger la vagina de las infecciones durante la niñez, aunque hay muchos casos en los que esta membrana es inexistente, porque es posible que se haya roto durante la juventud.
Esto se da sobre todo en chicas que han practicado siempre muchos deportes, donde las caídas son habituales. Así que si después de la primera vez, no has sangrado por la rotura del himen, puede que se hubiera roto antes.
Otros cambios
También hay otros cambios que son menos deseados. Muchas personas creen todavía hoy en día, que durante la primera vez no te puedes quedar embarazada. Esto es totalmente falso, pero claro, la sabiduría de la juventud muchas veces es ingenuidad. Por eso, hay que ser precavido y desmitificar esas creencias.
Te puedes quedar embarazada siempre que no uses protección, e incluso a veces cuando usas protección, porque no todo es efectivo al 100%. Así que cuidado con esto.
La vida sigue igual
Evidentemente, perder la virginidad es un gran cambio, y una gran experiencia que todos debemos vivir. Sin embargo, una vez ha pasado, nos damos cuenta de que la vida sigue igual. Nada ha cambiado radicalmente, la vida no es especialmente hermosa, sino que todo se ve desde un prisma distinto.
Pero en líneas generales, nada ha cambiado. Solo has dado un paso más en tu vida, y luego se irá difuminando.
Fuente: Ocio
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