Con México dando comienzo al proceso de extradición para Joaquín “El Chapo” Guzmán a Estados Unidos, la frontera entre Texas y México enfrenta una muy familiar situación y una muy nueva también: ¿Cómo la recaptura del más notorio capo llegará a impactar el tráfico de drogas en la región?
Y, ¿cuáles son las posibilidades de que Guzmán sea enviado a Texas para responder por los crímenes que cometió en dicho estado?
Guzmán fue recapturado el viernes por la mañana por infantes de la Marina mexicana en su casa en Los Mochis, Sinaloa, tras haber escapado de una prisión mexicana de máxima seguridad en julio. Tanto el destino de Guzmán, como el imperio de la droga controlado por el cártel de Sinaloa, penden de un hilo, de acuerdo con Shannon O’Neil, socia emérita de Estudios Latinoamericanos y directora del Programa para la Sociedad Civil, Mercados y Democracia del Consejo de Relaciones Exteriores.
“Cada vez que vemos que cae un líder, las olas de disturbios que le siguen son por lo regular violentas mientras otros intentan apoderarse del territorio o debido a peleas dentro del mismo cártel de Sinaloa”, dijo O’Neil. “Es muy probable que eso suceda”.
Del 2008 al 2011, el grupo de Guzmán fue en parte responsable de los asesinatos de miles de personas en Ciudad Juárez, al otro lado del Río Grande de El Paso, mientras luchaba contra el Cártel de Juárez por el control de los corredores de la droga para expandirse hacia Texas y hacia el interior de Estados Unidos.
La organización de narcotráfico de Sinaloa ahora controla alrededor del 40 al 60 por ciento del mercado de las drogas en México, de acuerdo con varios estimados”, según el reporte lo estipula.
En su Evaluación de la Amenaza de las Pandillas en Texas del 2015, el Departamento de Seguridad Pública de Texas menciona que el cártel de Sinaloa tiene una activa presencia en ambos lados de la frontera.
Tras la captura inicial de Guzmán en febrero del 2014, ha habido muy pocos cambios en Ciudad Juárez, a pesar de que se teme que la violencia vuelva a resurgir en la ciudad si el Cártel de Juárez percibe una debilidad en un rival o si las alianzas delictivas llegasen a cambiar. Aun así, la ciudad continúa gozando de una relativa calma, aunque algunas partes del Valle de Juárez, a unas 30 millas (48 kilómetros) hacia el este, vieron un incremento en el derramamiento de sangre.
La dinámica podría llegar a ser muy diferente esta vez, debido a que Guzmán espera ser extraditado a Estados Unidos. Hace dos años, el ex procurador general mexicano, Jesús Murillo Karam, dijo que Guzmán sería extraditado en “300 o 400 años”. Esta vez, los funcionarios mexicanos están siendo más cooperativos.
“La justificación de ellos para no extraditar a “El Chapo” la vez pasada, era que podían mantenerlo tras las rejas de manera segura, lo cual resultó no ser cierto”, dijo O’Neil. “Así que esa justificación ya no es válida”.
Fuente: Cadenanoticias
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