Al menos 40 organizaciones criminales de alto impacto operan en México, de acuerdo con datos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
Conforme a la radiografía delictiva de la institución, compartida a Crónica, se trata de 26 redes que por su estructura y poder de fuego son ya consideradas cárteles y otros 14 brazos armados o células.
Según la dependencia de la PGR, los 40 grupos copan casi el 95 por ciento del territorio nacional.
Las entidades más asediadas, donde confluyen dos o más cárteles y la disputa se ha traducido en ejecuciones y violencia extrema, son Guerrero, Michoacán, Estado de México, Tamaulipas, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Durango, Baja California Norte, Veracruz, Jalisco, Nuevo León, Morelos, Tabasco, San Luis Potosí, Aguascalientes y Nayarit.
CUATRO FRENTES
En el caso de los 26 cárteles, la Subprocuraduría ha dividido las investigaciones sobre su modo de operación y los procesos ministeriales contra sus integrantes en cuatro coordinaciones generales, debido también a su nutrida cartera delincuencial y nivel de crueldad.
Además del tráfico de estupefacientes y de personas, se les asocia con secuestros, extorsiones, cobros de piso y robo en ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex). Y con el uso masivo de fosas clandestinas y el asesinato de funcionarios públicos, policías federales, estatales y locales, así como elementos del Ejército.
La denominada Coordinación A se encarga de los Arellano Félix, Jalisco Nueva Generación, los Valencia, La Resistencia, Los Torcidos, Los Amezcua y Precursores Químicos.
La B de la Familia Michoacana, Caballeros Templarios, Los Rojos, Guerreros Unidos, Beltrán Leyva, La Oficina, La Barredora, El Estado, Los Viagra y El Cártel Independiente de Acapulco (Cida).
La C del Cártel del Pacífico de Joaquín El Chapo Guzmán, La Línea o de Juárez, Los Mazatlecos, Chapo Isidro y Aeropuerto.
Y la D de los Díaz Parada, del Golfo, los Zetas y Gente Nueva del Sur.
REPRODUCCIÓN
En cuanto a las 14 células operativas, de Guerreros Unidos se derivó Los Ardillos.
De los Beltrán Leyva se desprendieron La Mano con Ojos y El Centro, también conocida como El Hongo.
De La Línea o Cártel de Juárez devino Los Aztecas.
Y del Cártel del Pacífico o Sinaloa, se han mantenido activos un total de 10 brazos: los Mayos, los M, los Antrax, Fuerzas Especiales de Damaso, los Coronel, los Cabrera Sarabia, Gente Nueva, los Salazar, los Damaso y los Flores Cacho. De algunos de éstos ya se tenían referencias y de otros se desconocía su existencia.
Según el mapa estratégico de la SEIDO, el clan del Chapo Guzmán -quien escapó del penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, el pasado 11 de julio- es el más fortalecido a nivel nacional y consolidó sus capacidades pese a los casi 17 meses que el narcotraficante estuvo en prisión. En ese lapso, no registró ninguna merma.
Sus principales estados de influencia son: Sinaloa, Sonora, Durango, Chihuahua, Jalisco, Baja California Norte, Baja California Sur, Aguascalientes, Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Chiapas.
Las 40 organizaciones asentadas en el mapa oficial tienen presencia en veintinueve entidades del país y el Distrito Federal. Sólo se salvan del dominio criminal los estados de Tlaxcala y Yucatán. La capital del país sirve como centro financiero, sede de casas de seguridad y como cruce de la droga almacenada en entidades aledañas.
La mayoría de las bandas y su alcance geográfico son conocidos en el ámbito del narcotráfico, aunque por su capacidad y evolución en el trasiego de droga, siete de ellos fueron designados o reclasificados como nuevos cárteles por la SEIDO: El Estado, Los Precursores Químicos, Los Mazatlecos, Chapo Isidro, La Oficina, Aeropuerto y Gente Nueva del Sur…
Contactos en el extranjero -en especial Sudamerica y Estados Unidos- para el tráfico de narcóticos, presencia en diversos estados del país, liderazgos regionales, nivel de armamento y de reclutamiento, son factores por los cuales abandonaron la etiqueta de células.
Se han caracterizado por la incorporación de elementos con pasado policial o militar, uso de armamento robado a corporaciones, confrontaciones extremas y comercio de sustancias químicas para el procesamiento de amapola, coca y heroína.
Fuente: El blog del narco
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