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Polémico departamento de cardenal del Vaticano Tarcisio Bertone, con mármol y roble


En 225 metros cuadrados se colocó parqué de roble y en unos 67 metros mármol blanco de Carrara. Además, en todos los ambientes fueron colocados aparatos de iluminación “con las mejores marcas en comercio”.

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Puertas con terminaciones en esencia de roble, ventanas con valores exorbitantes, parqué precioso y pisos de mármol de Carrara son algunos de los accesorios del polémico departamento del cardenal Tarcisio Bertone, que constituye uno de los capítulos del escándalo “vatileaks 2”.

Mientras se mantiene alta la controversia mediática sobre los gastos de los cardenales, el ex “número dos” de la sede de la Iglesia católica y secretario de Estado en el pontificado de Benedicto XVI salió a defenderse de los señalamientos de corrupción con una carta pública.

En la misma reconoció haber pagado “con sus ahorros” 300 mil euros (unos 323 mil dólares) que costó parte de la reestructuración de su actual residencia, un ático de más de 500 metros cuadrados ubicada en el Palacio de San Carlos, dentro del Vaticano y a unos pasos de Santa Marta, donde reside el Papa.

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Ahora, gracias al diario italiano “Il Tempo”, salieron a la luz los detalles de los trabajos edilicios con los cuales se unieron dos departamentos antes separados para el departamento que ahora habita.

Según el presupuesto de la empresa “Castelli Re Construcciones”, la nueva habitación (compuesta de terraza, capilla con sacristía y otros ambientes), cuenta con puertas de dos mil 500 euros cada una (dos mil 700 dólares) y ventanas de tres mil 500 (tres mil 800 dólares).

Las bombas de calor, con funcionamiento silencioso y alto rendimiento, costaron 28 mil euros (30 mil dólares). Completaron la lista equipos de aire acondicionado de alta eficiencia y equipo centralizado de música.

Desde prácticamente el inicio del actual pontificado el “ático de Bertone” saltó a la fama. Se convirtió en el emblema del dispendio y el lujo en el Vaticano, un mensaje contradictorio con el llamado constante a la sobriedad predicado por el Papa Francisco.

Ya en abril de 2014, Bertone había salido al cruce de las críticas en su contra. En una carta había hablado de “ataques malévolos” y había agradecido una llamada telefónica “solidaria” del Papa recibida el 22 de ese mes.

Entonces, el purpurado sostuvo que su residencia cuenta con 350 metros cuadrados y precisó que los gastos de reestructuración corrieron por su cuenta.

Justo un día después de esas declaraciones, coincidentemente Francisco lanzó un mensaje sugerente a través de su perfil en la red social Twitter: “Un estilo de vida sobrio nos hace bien a nosotros y nos permite compartir mejor con quien tiene necesidades”.

Pero algunos documentos que salieron a la luz gracias a la reciente publicación de dos libros contradicen lo dicho por Bertone en aquel tiempo. Se trata de “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi y “Via Crucis” de Gianluigi Nuzzi.

Estos textos desataron el escándalo bautizado como “vatileaks 2”, porque difundieron diversos papeles reservados sobre las finanzas de la sede de la Iglesia católica.

Por este caso, cuatro personas se encuentran indagadas, además de los periodistas el clérigo español Lucio Angel Vallejo Balda y la relacionista pública Francesca Immacolata Chaoqui.

Entre los documentos filtrados aparece uno el cual demuestra que una parte de los costos de la reestructuración del polémico departamento fue saldada por la Fundación Niño Jesús, un ente creado para recaudar fondos destinados a financiar el hospital pediátrico de ese mismo nombre dependiente del Vaticano.

En su carta de esta semana, Bertone argumentó que desconocía la existencia de un pago de la fundación por 200 mil euros (215 mil dólares) con el cual se sufragó el costo restante de las obras en su casa, que en realidad ascendieron a 500 mil (538 mil dólares).

Es más, anunció que pidió a sus abogados investigar “que fue lo que pasó” y anticipó que “en el caso en el cual fuese comprobado que se efectuaron acciones fraudulentas” en su contra “no dudará en reaccionar”.

Por otra parte, Giuseppe Profiti, ex director del hospital y la fundación Niño Jesús cuando se sufragaron los gastos de Bertone, afirmó que la razón por la cual se hicieron los pagos fue porque el departamento de lujo iba a ser usado para “actividades de recogida de fondos” y “mercadotecnia social”.

“La inversión era justamente una de las acciones del plan de mercadotecnia que tenía como objetivo la colecta de fondos de las grandes empresas nacionales y de las grandes multinacionales extranjeras”, sostuvo en una entrevista radial.

“Sujetos ante los cuales la ‘marca Vaticano’, la locación vaticana, la posibilidad de ser huéspedes en eventos que describen las actividades del hospital en el Vaticano ejercita una fascinación y una sensibilización extraordinarias”, añadió.

Aseguró que no recibió órdenes del cardenal para pagar y que “volvería a hacer todo”. Mientras tanto la fundación Niño Jesús acaba de estrenar una nueva cúpula, que está pidiendo la recuperación del dinero pagado. Pero Bertone ya señaló que no los devolverá.

Fuente: Aristegui noticias
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