La Paz, capital de Baja California Sur, se ha dado a conocer por ser un lugar tranquilo donde el avistamiento de ballenas es una de las atracciones principales y donde se puede cenar en cualquier restaurante del malecón mientras se ve el atardecer. Parecía que La Paz era inmune a la violencia del narcotráfico que ha plagado a los estados vecinos de Sinaloa y Sonora, a través del Golfo de California, o más al norte, en la ciudad fronteriza de Tijuana.
Esto ya no es así.
"La Paz ya no es La Paz, dejó de serlo después de estos eventos", dijo Gerardo Zúñiga Pacheco, corresponsal en La Paz del Seminario Zeta de Tijuana, conocido por su cobertura de la guerra contra las drogas.
Zúñiga se refería a un periodo de 14 meses durante los cuales hubo al menos 183 asesinatos en La Paz, que culminó con 23 muertos en agosto de 2015 y 29 más en septiembre. La ciudad con alrededor de 200 mil personas estaba acostumbrada a un máximo de uno o dos asesinatos al mes.
El problema, al parecer, radica en quien controla el trasiego de drogas ilícitas por la ciudad, durante mucho tiempo ha estado al mando del Cártel de Sinaloa, pero, tras la captura del Chapo en febrero de 2014, se convirtió en una competencia por ver quién toma el control. Todo empeoró después de su fuga en julio de este año.
La violencia se desvaneció en octubre y ahora en noviembre ha vuelto a ser una ciudad tranquila sin violencia, al parecer alguien lleva las de ganar, al menos por ahora. Pero el baño de sangre le dejó claro a muchos la poca capacidad de la ciudad para hacer uso de ley y hacerle honor su nombre (La Paz).
"Ellos luchaban por Baja California Sur porque es un trampolín. Sinaloa está al otro lado, y los cargamentos de droga pasan por aquí antes de ir al norte a través de Tijuana", dijo Zúñiga, quien tubo que utilizar un chaleco antibalas durante los peores meses de la guerra. "La información que existe en este momento, y que está circulando dentro de las fuerzas de los militares y de los federales, es que la gente de Mayo Zambada es quien ganó esta guerra".
Zúñiga agregó que Ismael "El Mayo" Zambada —quien según se dice sería como el reemplazo de El Chapo— tomó el control de La Paz después de la captura de éste. Pero entonces un joven ambicioso y líder en el cártel de Sinaloa llamado Dámaso López Serrano, conocido como El Mini Lic, vio la oportunidad de ofertar por el control del territorio.
Se dice que López, al parecer ahijado de El Chapo, estaba ganando terreno dentro del cártel, mientras que el capo principal estaba tras las rejas. Y se dice que su padre, Dámaso López Núñez, también conocido como El Licenciado, se convirtió en uno de los tenientes de mayor confianza de El Chapo gracias a la relación que forjaron cuando El Licenciado era director de seguridad en la cárcel de la que el capo hizo su primera fuga espectacular en 2001.
Pero si el Mini Lic pensó que podía simplemente llegar a La Paz y tomar el control se había equivocado. Uno de sus agentes clave, conocido como la Pantera, murió casi tan pronto como llegó a la ciudad en julio de 2014 y comenzó la guerra entre El Mayo y El Mini Lic.
"La violencia realmente empeoró después de la detención de El Chapo en febrero de 2014, veías muchos ataques entre estas dos partes, entre los operadores locales, de lado de Mayo Zambada, y entre los leales al Damasos", dijo Reggie Thompson, analista de seguridad de América Latina para la empresa consultora Stratfor. "Definitivamente existe la probabilidad de que éstas reverberaciones de división estén presentes en todas parte de la cadena de suministro del Cártel de Sinaloa".
Según Thompson, el Cártel de Sinaloa siempre ha operado como una federación de organizaciones bajo líderes específicos que comparten información, apoyo del gobierno y la policía, y rutas de tráfico. Pero se dice que El Chapo es el principal organizador y vínculo entre las distintas organizaciones. Después de su arresto, la cuestión que quién controlaba La Paz de pronto se puso en duda.
No es del todo claro cómo la fuga de El Chapo en julio de 2015 afectó a la guerra en La Paz, a pesar de que precedió al periodo más sangriento de la guerra por el territorio.
"Es difícil decir si la fuga de El Chapo tuvo un efecto en la violencia en La Paz. Podría ser una coincidencia, tal vez no", dijo Javier Valdez Cárdenas, periodista sobre la violencia y la cultura de la droga en Sinaloa y un reportero de la semana de Río Doce. "De hecho, desde su fuga ha habido un silencio. Ha mantenido un perfil bajo y a ninguno de sus agentes y asociados se les permite hablar o comentar sobre él."
Sin estar seguros de si el regreso del Chapo ayudó a sofocar las ambiciones del Mini Lic o no, durante los frenéticos meses de agosto y septiembre un grupo de asesinos, que se creía estaban asociados con El Mayo y los que se les conocía como Antrax, parecía tener la ventaja sobre los grupos que estaban vinculados con el Mini Lic, conocidos como Los Pepillos y Los 28.
El arresto en septiembre de una mujer asesina apodada La China parecía indicar que el Mini Lic estaba en retirada. Las fugas en los medios de comunicación sugieren que La China, líder de una pequeña célula dentro de Los 28, le dijo a las autoridades que todas las decisiones en el conflicto de La Paz se tomaban en la capital del estado de Sinaloa, Culiacán.
Con la tasa de homicidios en La Paz de regreso a su normalidad, antes de la masacre, los turistas en shorts caminan por el malecón y la playa con sus cámaras fotográficas sin preocupación alguna, los hombres de edad avanzada beben cerveza y cantan con marichi, y los lugareños parecen estar volviendo a sus actividades normales.
Excepto que todavía se cierne una sensación de inquietud profunda. Los meses de violencia no sólo dejaron a los residentes con historias terribles que contar de cuerpos desmembrados tirados en las calles y tiroteos en plena luz del día. También los dejó dolorosamente conscientes de que la tapa puede estar de vuelta en su lugar, pero la presión debajo de ésta podría volver a volarla en cualquier momento.
"Me mudé a La Paz hace más de veinte años desde la Ciudad de México porque me cansé de ver cadáveres todos los días en los periódicos", le dijo Miguel González, un hombre que opera un stand turístico, a VICE News. Detrás de una cortina de conchas marinas que cuelgan, el tono de su voz era más bajo mientras continuaba. "Es lo mismo aquí. Todos los días en los periódicos, un muerto tras otro muerto".
Las patrullas militares que deambulan por la ciudad constantemente en camiones con armas automáticas incrementan la sensación de fragilidad.
Sentado en un restaurante, Max Rodríguez, periodista del Colectivo Pericú y quien ha vivido en La Paz desde 1973, se inclinó sobre la mesa con su teléfono celular.
"¿Recuerdas cuando la imagen del cuerpo sin vida de un niño refugiado sobre la arena en Turquía dio la vuelta al mundo en septiembre? Al día siguiente, pasó algo peor aquí".
En la pantalla había una foto de un niño de rodillas en el asiento trasero de un coche, con su pecho apoyado sobre el asiento. Toda la parte de atrás de su cabeza había desaparecido, el asiento estaba cubierto con fragmentos de cerebro empapado en sangre; tenía los ojos cerrados y se veían los hoyos que dejaron las balas al cruzar.
"¿Por qué este tipo de fotos no impactan al mundo?", dijo Rodríguez. "Ésta es la situación con las drogas, esto es lo que hacen las drogas".
Incluso las autoridades locales han aceptado que la aparente paz que ha vuelto a la ciudad podría ser tenue.
El Gobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, le dijo a la prensa a finales de octubre que había pedido "apoyo" al Departamento de Estado de Estados Unidos. Dijo que esperaba que esto incluyera un análisis de lo que realmente está pasando, así como el equipo y la capacitación necesaria.
"Este es un trabajo a medio y largo plazo en el que tenemos que fortalecer nuestras instituciones", dijo.
Mientras tanto, Thompson, analista de seguridad, dijo que es poco probable que el Cártel de Sinaloa haya restablecido cualquier unidad real, incluso si El Chapo está de vuelta al mando después de su fuga.
"Hace varios años, el Cártel estaba mucho más unificado que ahora. No creo que regresen a eso", dijo. "A La Paz le tocó ver lo peor de todo esto, pero hay un montón de guerras territoriales en diferentes lugares en los que opera el Cártel de Sinaloa".
Fuente: Narcoviolencia
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