¿Qué? ¿Un hombre embarazado? Técnicamente, así fue. Kayden Coleman de Florida, Estados Unidos, quien llevaba ya diez años viviendo como un hombre transgénero, un buen día se dio cuenta de que tenía 21 semanas de embarazo de una niña.
Kayden, de ahora 29 años, nació siendo una mujer, pero el tiempo lo llevó a descubrir que quizás su destino era convertirse en hombre, por lo que por varios años se sometió a tratamientos hormonales con testosterona, según dice en entrevista al periódico Mirror.
Un embarazo sorpresivo
Aunque Coleman le adjudicaba el estómago abultado a la falta de ejercicio, la realidad era otra. Vaya… ¡la naturaleza hizo de las suyas!
Dado que había atravesado por una mastectomía para reducir sus senos, tenía dolores de espalda y le pidió a su esposo, Elías, que le diera un masaje en los pies. “Me acosté boca abajo sobre la cama. Sentía como si hubiera una almohada debajo de mi estómago, pero no había nada”, cuenta Kayden.
Ambos bromearon diciendo que lo que sentía podría ser un bebé, pero de pronto lo tomaron con seriedad y compraron una prueba de embarazo. Fue ahí cuando lo descubrieron, y lo confirmaron al acudir al médico.
Un parto fuera de lo común
Kayden relata cómo su parto se volvió algo inusual. “Los médicos fueron amables, pero me sentía como un experimento. Mientras estaba en labor, los estudiantes de medicina seguían llegando y saliendo”, dijo, agregando que llegó un punto en que tuvo que exigir una cesárea.
A pesar de la depresión posparto que sufrió Kayden, con el tiempo la pareja supo adaptarse a su nuevo estilo de vida a lado de su hija Azaelia, con quien viven de lo más felices y planean explicarle cómo llegó al mundo cuando ella cumpla cinco años.
Extraño, ¿no?
Fuente: Telemundo
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