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Porque cuando llueve nos dan ganas de comer (y Ganas de Fumar, y de Tener Sexo)


¿No te habías dado cuenta? Los días lluviosos comemos más, pero también estamos más predispuesto al sexo y a otros ‘vicios’, como fumar.

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Cuando hace mal tiempo nuestra fuerzas flaquean, la energía baja, el estado de ánimo cambia y, en general, parece que todo cuesta el doble.

Los días grises nos afectan (en todos los sentidos), y cuando no hay sol, cuerpo y mente buscan de manera instintiva otras cosas que nos hagan sentirnos bien.

Es lo que se conoce como ‘depresión estacional’, y suele presentarse de imprevisto. Por eso, cuando llueve y no hay sol buscamos otras fuentes de satisfacción, y la comida suele ser la primera.

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El hecho de que esté todo más oscuro puede hacer que se tenga más apetito y comer nos da tanto placer como salir a la calle y que haga un día resplandeciente.


¿Hay algo más reconfortante que un chocolate caliente o un buen puchero? Los platos de cuchara ganan enteros en esta época del año y es que con la tripa llena las cosas se ven de otro modo, ¿verdad?

Además, cuando el viento y la lluvia arrecian se produce una sensación de encierro por no poder salir a disfrutar del aire libre tanto como nos gustaría.


Estar ‘encerrados’ durante más horas nos lleva a permanecer más tiempo inactivos y sin cosas que hacer. El aburrimiento y la falta de actividad es una de las principales causas que nos lleva a ingerir más alimento incluso sin ganas de hacerlo.

Esto hace que nos lancemos a la nevera buscando algo apetecible que haga desaparecer esa desidia o angustia vital. Los atracones de comida son más frecuentes cuando llueve y hace frío porque estamos de bajón y usamos la comida como revitalizante.

Además, numerosos estudios han demostrado que el cerebro produce una sensación de felicidad cuando comemos alimentos ricos en grasa y calorías.

En general, las personas funcionamos con un “sistema de recompensas”. Uno sueña con comer todo lo que quiere en ocasiones especiales como fiestas, reuniones, bodas… o en días de lluvia.


En el caso de los fumadores, les pasa tres cuartos de lo mismo, los días intempestivos fuman un cigarro detrás de otro porque es su forma de relajarse, su vía de escape. Cada uno hace aquello que le hace sentir mejor, para unos será comer para otros fumar.

Es como que el día que estás enfermo,o cuando te dejan, que uno se da a si mismo permiso para hacer y tomar cualquier cosa (lo que se conoce como ‘apetito emocional’).


Por ejemplo, ponerse ciego a pizza, helado o chocolate o hacer un maratón de pelis ñoñas; si la situación es muy dramática, las dos cosas juntas.


Por otro lado, las inclemencias del tiempo también hacen que necesites más contacto físico, por eso cuando hace malo no hay quien te saque de la cama. Lo que te apetece es quedarte acurrucado, debajo de las sábanas, porque necesitas más abrazos, besos y caricias para entrar en calor.

¿Quién dijo que los días de lluvia eran un asco? Pero si son de lo más romántico y a nadie se le ocurrirá recriminarte si sorbes la sopa, mojas el pan en la salsa o te sirves otra ración de patatas fritas, ¡aprovecha!

Fuente: Vip digital





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