La infiltración del crimen organizado en el sindicato de taxistas Andrés Quintana Roo data de al menos unos ocho años, según información con que cuentan autoridades federales y militares.
Los taxistas sirven como módulos de narcomenudeo móvil, lo cual deja grandes ganancias a la delincuencia organizada
Ciudad de México.– Corrupción, extorsiones, narcomenudeo móvil, asesinatos, amenazas y entrega total al crimen organizado. Todos estos factores son los que hoy rodean al Sindicato de Taxistas Andrés Quintana Roo.
A través de la Secretaría General encabezada por Eric Castillo, la delincuencia organizada ha tomado el control del gremio taxistas de Cancún con una total libre complacencia.
De acuerdo a fuentes oficiales del propio sindicato de taxistas, el problema es grave, ya que todos los servicios están infiltrados y por ello es que más de 200 socios, tanto de Maya Caribe como de concesiones de taxi, han sido amenazados y extorsionados para “alinearse” a la nueva modalidad de mando del sindicato de taxistas.
Servicios como radio taxi, cuya operatividad se da por órdenes directas de delincuentes en la cárcel municipal, el servicio Black que cuenta con cinco unidades de “lujo” y que circulan en la ciudad sin ningún tipo de registro oficial o bitácora de viaje como ocurre con los taxis normales, son tan sólo la punta del iceberg de cómo se ha dado una toma total del sindicato por parte del crimen organizado.
Y esto no es todo. Ya se perdió el registro de los choferes que ingresan al sindicato de taxistas. Las cifras son manejadas a consideración y conveniencia de la Secretaría General.
Unas veces dicen que son 7 mil y otras que son hasta 10 mil. Lo cierto es que el 40 por ciento del padrón de choferes están involucrados directamente con la delincuencia organizada.
Los taxistas sirven como módulos de narcomenudeo móvil, lo cual deja grandes ganancias a la delincuencia organizada. Esta nueva modalidad entró en funcionamiento desde hace dos años.
Actualmente las rutas de los taxistas tanto en la ciudad como en la zona hotelera se relacionan con el narcomenudeo. Muchos de los choferes sacan su liquidación mediante este “mecanismo” criminal. En pocas palabras, todo el sindicato Andrés Quintana Roo ha sido tomado e infiltrado.
TAXISTAS AL SERVICIO DEL CRIMEN
La infiltración del crimen organizado en el sindicato de taxistas Andrés Quintana Roo data de al menos unos ocho años, según información con que cuentan autoridades federales y militares.
La introducción hacia el sindicato inició al menos desde el 2007 y a partir de ese año, un gran número de taxistas se convirtieron en aliados de la delincuencia.
En tan sólo ocho años, los taxistas se fueron convirtiendo en transportistas criminales, después en narcomenudistas y luego hasta sicarios.
Primero, el sindicato Andrés Quintana Roo fue “contaminado” en ese entonces por el grupo delictivo de “Los Zetas”, quienes subían a las unidades como pasajeros y se dedicaban a reclutar a operadores que pudieran fungir como “tiradores” de droga, oferta especialmente atractiva para los martillos, cuya situación económica no era buena. Así comenzó todo.
Pero no sólo “Los Zetas” lograron atraer a sus filas a un gran número de taxistas, pues el grupo delictivo de “Los Pelones” también logró captar a un buen número de operadores.
Los taxis pasaron de ser vehículos para proporcionar servicio público, a transporte de miembros de los grupos delictivos, en tiendas de droga ambulantes y hasta para trasladar a sicarios cuando cometían un “levantón” o ejecuciones.
En la transición de “Zetas” a Cártel del Golfo, hubo muertes de taxistas, como la de Francisco de Asís Achach Castro (a) “La Barbie”, ejecutado en marzo del 2013 por un grupo de sicarios del grupo delictivo cuando se encontraba en el bar “La Sirenita”, en donde murieron otras seis personas.
“La Barbie” fue ejecutado por una deuda pendiente por la venta de vehículos robados y clonados, deuda que no quiso reconocer ante el cambio que ha habido de miembros de otros taxistas que servían a los grupos delictivos han sido ejecutados a lo largo de estos años.
Asimismo, el sindicato “Andrés Quintana Roo” protegía a Raúl Muñoz Aguirre, “El Sincler”, quien desde el 2010 hasta este año, estableció la red de delincuencia organizada dentro del gremio taxista de Cancún que abarcó la propia zona hotelera.
El delincuente, detenido en este mes en Mérida y actualmente recluido en el penal de la ciudad, fungía como un secretario general alterno del sindicato, paralelo a Eric Castillo, quien prefiere viajar a Las Vegas semana a semana en vez de atender al gremio de taxistas que piden a gritos seguridad.
Lo anterior se desprende de la investigación que lleva a cabo la Procuraduría Genera de Justicia del Estado (PGJE), donde se ha confirmado que la infiltración del crimen organizado sobre el sindicato de taxistas es real.
Prueba de ello es que “El Sincler” dominaba el sindicato sin importar quien fuera secretario general, subsecretario o alto directivo.
El delincuente reclutaba taxistas para el narcomenudeo. Dio vida a la clonación de unidades de taxis para delinquir. Amenazaba y secuestraba a los socios como parte de las violentas acciones de la red delictiva.
En todo momento, Raúl Muñoz Aguirre dominó por completo el Sindicato de Taxistas sin ningún tipo de restricción de las autoridades del organismo, ya que existía una complicidad directa.
La red de delincuencia del Sindicato de Taxistas era amplia, pues alcanza decenas de operadores al servicio del crimen organizado.
De igual manera, más de 150 socios han estado relacionados con delincuentes y una cantidad numerosa de unidades de taxi han sido clonadas para delinquir. Esas son las cifras que ha dejado hasta el momento la infiltración del crimen organizado en el Sindicato de Taxistas Andrés Quintana Roo.
Los números son el resultado de infiltración y donde todos en el sindicato tienen conocimiento de la red. Aquellos que aceptan y forman parte se dedican al crimen organizado directa o indirectamente. Aquellos que no aceptan, han sido amenazados.
Por eso la realidad es más difícil que nunca para un sindicato, acostumbrado a la impunidad, el encubrimiento y el desorden administrativo.
Fuente: Sinembargo
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