Martin Usborne está en los medios estos días por ser el protagonista de un acto de justicia poética. Este fotógrafo británico se ha dignado a recoger la belleza de los perros españoles abandonados, sobre todo esos galgos y podencos que ya -dicen sus dueños- no sirven para la caza y a los que por eso hay que echar o colgar de un árbol, inservibles.
La elegancia de estos canes, la dignidad y tristeza de su mirada -la del fiel amigo traicionado que no entiende cómo le pagan así su lealtad- es el centro de su trabajo, hecho de luces y sombras sobre sus costillas, sus patas flacas, el rabo escondido entre las piernas por el miedo.
Todas sus imágenes han sido tomadas en centros de acogida de Andalucía, en los que los animales se estaban recuperando de sus heridas. Como verás en nuestra galería, algunos aún llevan vendas. Tan reciente es su calvario.
Los protagonistas de estas fotos fueron afortunados y acabaron en manos amigas, y no con el cuello roto o ahogados en un pozo o un río. Usborne acompaña algunas imágenes de los animales con los escenarios en los que habitualmente aparecen los cuerpos de sus hermanos, en charcas, cunetas, caminos rurales…
Como explica en su web y el Facebook, lo ha hecho con todo el respeto por estos animales, como un homenaje, e inspirándose en las pinturas de Diego Velázquez, a quien admira profundamente, y en cuyos cuadros los perros son siempre tratados con el cariño y la dignidad que merecen. ¿Es o no emocionante?
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