Una experta en la materia explica en palabras entendibles lo que verdaderamente hace que dejes de sentir el mismo deseo sexual por tu pareja
Si supiéramos lo que ocurre con el deseo sexual pasado un tiempo de que tenemos una relación amorosa, seguramente no la iniciábamos. Y es que aunque necesitamos cubrir nuestras necesidades afectivas, la experta Kristen Mark, investigadora de asuntos de sexualidad y relaciones amorosas señala que el sólo hecho de llevar una relación ya nos puede hacer perder el deseo.
No hay motivos de preocupación porque el deseo, según la estudiosa, no desaparece por completo si se hace algo a tiempo. Según lo que ella misma escribió en uno de sus artículos “el deseo sexual no es algo que se quede quieto, puede irse y volver con más fuerza”, y es en esta segunda opción que En Pareja te hace unas buenas propuestas para que recuperes el deseo, enfocándonos en los tres principales detonantes que hacen que se vaya.
La sexóloga retoma palabras de la terapeuta Esther Perel para decir cuáles son esos tres asesinos del deseo.
TÚ Y YO SOMOS UNO MISMO
(Falta de individualidad)
Esta frase que escuchas en casi todas las canciones de amor, te lo dicen en la Iglesia cuando te casas y llegas a creerlo, llegas a cambiar el ‘yo’ por el ‘nosotros’ todo el tiempo y es un grave error. Pierdes tu individualidad. El amor necesita cercanía, el deseo necesita distancia.
Es la familiaridad lo que hace que pierdas el deseo sexual, el hecho de que todos los días te vas a encontrar con esa persona y quizá no tenga que contarte nada nuevo porque con sólo verle llegas a saber todo ya que es familiar para tí, le conoces bien.
Para despertar de nuevo el deseo en tu pareja aférrate a la individualidad, ojo, no al egoísmo. Cultiva gustos propios, ten objetivos por separado, preocúpate primero por tí mismo y después por los demás. Mantén cierta distancia, no estés disponible todo el tiempo, aprende a decir que no cuando no quieres.
TE NECESITO
(Necesidad)
Cada vez que dices ‘te necesito’ tu pareja te deja de desear, nuestro cerebro está diseñado para rechazar el cumplimiento de las necesidades ajenas. Según Esther Perel “la necesitad es un antiafrodisiaco”. La necesidad se construye con sentimientos como la seguridad, estar a salvo, la dependencia y la confiabilidad.
En cambio el deseo se alimenta con sentimientos contrarios a estos: aventura, novedad, misterio, riesgo, peligro y la expectativa de no saber lo que va a ocurrir.
Tienes que ser capaz de cubrir tus necesidades como una persona independiente, así despertarás en otros el deseo de ayudar. Si por el contrario, esperas a que tu pareja resuelva todas tus necesidades, como lo dije arriba, lo estás orillando a que no quiera hacerlo, rechazamos todo aquello que vemos como una obligación, recuérdalo.
RUTINA
(Falta de novedad)
¿Cómo es posible que desees algo que ya tienes?, los seres humanos nos inclinamos por nuevos objetivos cada vez, cuando ya los hemos logrado vamos a lo que sigue y así sucesivamente, sin detenernos a pensar porqué lo hacemos. Es muy fácil, el ser humano se aburre rápido.
Para nosotros es más satisfactorio el ‘perseguir’ que el ‘atrapar’. Piensa en los animales que también lo hacen, creemos que sólo cazan para alimentarse pero a veces lo hacen por jugar.
Hay que incluir la novedad en nuestra relación de pareja para mantener el deseo sexual elevado. Es cierto que con cada nuevo estímulo nuestro cerebro se va a hacer menos sensible, así que hay que aprender a seducir por capas, es decir ‘no cantar todo el repertorio musical en una velada’. Subestimas a los juguetes para adultos si crees que no pueden hacer nada para que tu deseo y el de tu pareja aumenten. Se trata de jugar.
Fuente: Enpareja
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