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¡Cuándo uno tiene más deseo que el otro empiezan los problemas!


Los dos miembros de la pareja se desincronizan y empiezan los problemas...

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Para muchas parejas el sexo es muy importante, tanto o más que como puedan llevarse, para otras apenas tiene importancia y hay quienes le dan un cincuenta por ciento.

Esto cada pareja lo decide, no hay ningún problema cuando los dos piensan igual y se encuentran en sintonía. Sin embargo, cuando esto no es así inician los problemas.

Aunque para tener sexo los hombres y las mujeres somos diferentes, ya que las mujeres tendemos a no sólo satisfacer nuestro cuerpo, sino también nuestras emociones. Unos y otras gozamos al hacerlo, independientemente de la frecuencia con la que lo hagamos, tendemos a ser más felices.

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Relación sin sexo   


Un estudio publicado en la revista Social Psychological and Personality Science confirma la hipótesis de que a más sexo, más felicidad, y mediante tres estudios en los que se analizó una muestra de 30.645 personas se halló una asociación entre la frecuencia en las relaciones sexuales y el bienestar hasta que se llega a una frecuencia de más de una vez por semana. A partir de ahí, vieron que tener más encuentros sexuales no hace que la pareja sea aún más feliz. Es decir que para ser feliz sexualmente basta con tener sexo una vez a la semana.



Otro estudio demuestra que tener relaciones sexuales frecuentes ayuda a compensar la manera de ser inestables de las personas que sufren neurotismo, conocida como inestabilidad emocional, y ayuda que las parejas puedan seguir adelante con un nivel de satisfacción más o menos estable.

Vida sexual activa  



Ahora bien, ya sabemos que el sexo es bueno para la relación de pareja. Pero el deseo al mismo ritmo no es igual conforme pasan los años y se recurre a pretextos como tengo sueño, estoy muy cansada, me duele la cabeza. El deseo que se sentía al principio cambia conforme la relación madura y se puede desincronizar. Los motivos son diversos, entre ellos están los diferentes horarios de sueño, que uno está más cansado que el otro, problemas de salud o incluso problemas de pareja.



Si la diferencia es muy evidente los dos empiezan a sentirse mal. Uno por tener que estar diciendo a menudo que no y el otro por recibir tantas veces un no por respuesta. El primero puede llegar a sentirse acosado y el otro no correspondido, incluso preguntando si aún hay amor, si aún le quiere, si aún le considera deseable, si es algo que ha hecho o ha dejado de hacer.

Sin deseo



Como vemos en otro estudio, si se llega a este punto puede suceder que la relación acabe por romperse, por la insatisfacción y por la posibilidad de acabar encontrando fuera de la pareja lo que no se obtiene dentro.



Llegados a este punto lo ideal, lo recomendable, es hablarlo y tratar de afrontarlo, buscando las razones que hacen que uno tenga tanto deseo y el otro tan poco y tratando de poner remedio: hacer más actividades juntos, buscar actividades por separado que activen un poco al que tiene menos deseo (pilates, yoga, ejercicio, etc.) y "aplaque" un poco al que tiene más deseo (algún deporte de relativa intensidad) y, en definitiva, tratar de cambiar un poco los estilos de vida y volver a "sincronizarse" un poco vitalmente, en el día a día, un re-enamorarse para que luego eso se vea reflejado también en la cama, o fuera de ella. Quizás innovar un poco y huir de la monotonía sexual puede ayudar a que los encuentros sexuales aumenten un poco y todo vaya mejor.

Disfrutando el sexo    



Y una vez se mejore un poco, con más encuentros sexuales, los dos se sentirán mejor, serán más felices y podrán entrar en ese circulo vicioso en el que al tener más relaciones se es más feliz y al ser más feliz se tienen más relaciones.

Fuente: Soy carmin
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