MIENTRAS CRECE EL RECUENTO de víctimas en todo México, toneladas de drogas siguen fluyendo a través de la frontera. A pesar de la evidente desconexión -una “guerra” contra las drogas que aumenta el suministro mientras reduce el precio, en la mejor tradición de nuestra reinante ideología de “libre mercado”- los medios estadounidenses ofrecen al público cuentos de hadas sobre heroicos “guerreros” que se enfrentan a gángsteres asesinos llamados "Joaquín", "Jorge" y "Amado".
EL HECHO ES QUE lo más probable sea que los verdaderos narcos que obtienen la mayor ganancia desde lo profundo del hediondo matadero de ese espantoso comercio tengan nombres mucho menos prosaicos como "Brett", "Ethan" o "Jason".
"El único capital líquido de inversión"
A principios de este mes, The Observer informó de que “la nueva investigación ha revelado que los vastos beneficios obtenidos de la producción y tráfico de drogas se recogen en ricos países ‘consumidores’ -sobre todo en Europa y en EE.UU.- en lugar de países ‘productores’ desgarrados por la guerra como Colombia y México”.
El periodista Ed Vulliamy nos informó de que los autores de ese informe presentan una evidencia de que “los reguladores financieros en Occidente son renuentes a ir en pos de bancos occidentales en busca de la masiva cantidad de dinero de la droga que se lava a través de sus sistemas”.
Por cierto, durante el clímax de la crisis financiera global, Antonio Maria Costa, entonces jefe de la Oficina de la ONU sobre Drogas y Crimen dijo a The Observer que “ha comprobado que los ingresos del crimen organizado eran ‘el único capital líquido de inversión’ disponible en algunos bancos al borde del colapso el año pasado. Dijo que como resultado la mayor parte de los 352 mil millones de dólares de beneficios de las drogas fueron absorbidos por el sistema económico”.
“En muchos casos”, dijo Costa, “el dinero de las drogas era el único capital líquido de inversión. En la segunda mitad de 2008, la liquidez fue el principal problema del sistema bancario y por ello el capital líquido se convirtió en un factor importante”.
“Los préstamos interbancarios se financiaron con dinero originado por el narcotráfico y otras actividades ilegales… Hubo señales de que algunos bancos fueron rescatados de esa manera.” Aunque Costa “se negó a identificar países o bancos que puedan haber recibido dinero de las drogas, dijo que el dinero forma ahora parte del sistema oficial y se ha lavado efectivamente”.
En otras palabras, para los banqueros sospechosos fueron “cuentas equilibradas” y una excusa para uno o dos trajes de Armani, una caja de whiskey de malta de 20 años o esa casa de vacaciones para la mujer objeto, sin preguntar.
Acusaciones selectivas
En fuerte contraste con la impunidad de la que gozan nuestros jefes supremos capitalistas, The Wall Street Journal informó de que el Departamento del Tesoro de EE.UU. “impuso sanciones a dos operativos claves del cártel de la droga Sinaloa” en días pasados.
The Journal nos informó de que “se impusieron sanciones según la Ley Kingpin a Maria Alajandrina Salazar Hernández y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, esposa e hijo de Joaquín Chapo Guzmán, el señor de la droga fugitivo que dirige el Cartel Sinaloa”.
También la semana pasada, Associated Press informó de que Sandra Ávila Beltrán, a quien los medios apodaron La Reina del Pacífico, puede ser extraditada a EE.UU. “donde se enfrenta a acusaciones relacionadas con la cocaína”. Ávila fue arrestada en la Ciudad de México en 2007 y espera su procesamiento por acusaciones de lavado de dinero.
Narcotraficante de tercera generación, Ávila es sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, otrora padrino del cártel Guadalajara, que ahora cumple una condena de prisión de 40 años por el asesinato en 1984 del agente de la DEA Enrique Camarena. Camarena fue secuestrado y torturado hasta la muerte después de descubrir la vinculación entre la CIA y la sórdida “Enterprise” de Oliver North con narcotraficantes contras nicaragüenses durante el gobierno de Reagan.
Y precisamente esta semana, The Guardian informó de que dos parientes del ex presidente colombiano Álvaro Uribe”, esperan la extradición a EE.UU. por acusaciones de vínculos con el señor de la droga más buscado del mundo”.
"Ana Maria Uribe Cifuentes y su madre, Dolly Cifuentes Villa, fueron arrestadas el año pasado después de una solicitud de un tribunal federal de EE.UU. por presuntos vínculos con el jefe del cártel de Sinaloa de México, Joaquín El Chapo Guzmán."
Según la Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas (DEA), “se afirma que ambas mujeres pertenecen al clan Cifuentes Villa”, que según la DEA, “traficó por lo menos 30 toneladas de cocaína a EE.UU. entre 2009 y 2011, y lavaron los ingresos en varios países latinoamericanos, incluida Colombia”.
Hace tiempo que hay afirmaciones de narcotráfico en relación con la familia Uribe. Un informe de 1991 de la Agencia de Inteligencia de la Defensa publicado por el Archivo de Seguridad Nacional declara explícitamente que durante su período en el Senado colombiano, Uribe fue “amigo personal de Pablo Escobar" y estuvo “dedicado a colaborar con el cártel Medellín [de la droga] a altos niveles gubernamentales”.
El documento afirma a continuación que antes de convertirse en un “socio clave de EE.UU. en la guerra de la droga”, y de recibir la recompensa de unos tres mil millones de dólares bajo el Plan Colombia para “combatir las drogas”, Uribe “estuvo vinculado a un negocio involucrado en actividades de narcóticos en EE.UU.” y “ha trabajado para el cártel de Medellín”.
Aunque el gobierno de EE.UU. desautorizó ese informe, diría que por razones puramente políticas, varios miembros de la familia de Uribe, incluido el primo del presidente, Mario Uribe Escobar, ex presidente del Congreso colombiano, fue condenado y apartado de su puesto por sus estrechos vínculos con la extrema derecha, un escuadrón de la muerte paramilitar narcotraficante, las Autodefensas Unidas de Colombia, o AUC.
Al anunciar las sanciones contra el clan Guzmán, Adam Szubin, director de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro, dijo en una declaración: “Esta acción se basa en los agresivos esfuerzos del Tesoro, junto a socios en el mantenimiento del orden, por apuntar a individuos que facilitan las operaciones de narcotráfico de Chapo Guzmán y para buscar el eventual desmantelamiento de su organización, culpable de indecible violencia”.
Mientras Chapo Inc., obtuvo una honorable mención como Nº 1153 en la “Lista de Multimillonarios del Mundo” de Forbes, es posible que sea responsable por un 25 por ciento de las drogas ilegales traficadas en EE.UU. como afirma la DEA; su sitio Nº 55 en la lista de Forbes de “Las Personas más Poderosas del Mundo”, ubicado entre el fundador de PIMCO y “Rey de los Bonos” Bill Gross y Ahmed Shuja Pasha, director general de la agencia Inteligencia Inter-Servicios de Pakistán, dice mucho sobre las interesantes yuxtaposiciones (es decir ¡hablando parapolíticamente!) entre los mundos de las finanzas, del crimen y de las operaciones encubiertas.
Citando conclusiones de dos académicos colombianos, Alejandro Gaviria y Daniel Mejía en su estudio Políticas antidroga en Colombia: éxitos, fracasos y extravíos, Ed Vulliamy reveló que “un 2,6 por ciento del valor en la calle de la cocaína producida queda dentro del país, mientras un sorprendente 97,4 por ciento de los beneficios son obtenidos por sindicatos criminales y lavados por los bancos, en países consumidores del primer mundo”.
Gaviria dijo a The Observer, “La sociedad colombiana no ha obtenido casi ninguna ventaja económica del narcotráfico, mientras las redes criminales de distribución en los países consumidores obtienen inmensos beneficios que son reciclados por bancos que operan sin que exista nada que se parezca a las restricciones a las que está sometido el propio sistema bancario de Colombia”.
El coautor Daniel Mejía agregó: “Todo el sistema operado por las autoridades en las naciones consumidoras se basa en perseguir al sujeto pequeño, el eslabón más débil de la cadena, y nunca a las grandes empresas o sistemas financieros donde está el gran dinero”.
Una mente inquisitiva no puede dejar de preguntar dónde están los “esfuerzos agresivos” del Tesoro cuando se trata de esos hechos simples y fácilmente demostrables.
Pero como los cárteles de la droga, los bancos y las redes de “antiguos compañeros” que los dirigen tienen nombres, os daré una pista: no son autoproclamados “Señores del Cielo”, aunque es posible que piensen en sí mismos como proverbiales “Amos del Universo”.
Un ejemplo claro. En el año 2000, cuando el editor de Narco News Al Giordano y Mario Menéndez, periodista del periódico mexicano ¡Por Esto! fueron enjuiciados por difamación en Nueva York por Banamex-Citigroup, Giordano escribió que “Los verdaderos jefes del narcotráfico ilegal no aparecen en la lista de los “Más Buscados” del FBI.
No, afirma Giordano, “Los Jefes Operativos del narcotráfico no son mexicanos ni colombianos: son banqueros estadounidenses y europeos, los que lavan los ingresos ilícitos del narcotráfico. Instituciones como Citibank de Nueva York -como documenta este informe- son las verdaderas beneficiarias de la prohibición de las drogas y sus beneficios ilegales”.
Mientras los familiares de Chapo Guzmán son ahora objetivo de las sanciones del Departamento del Tesoro, ¿qué podemos aprender de los recientes informes sobre la inacción del Departamento de Justicia cuando se trató del procesamiento de funcionarios del cuarto banco estadounidense, Wachovia, comprado por Wells Fargo & Co. en 2008 durante el clímax de la catástrofe financiera capitalista?
Charlotte: ¿capital mundial del narco?
En unas trascendentales revelaciones de codicia, criminalidad y corrupción corporativa, Bloomberg Markets Magazine y The Observer revelaron en 2010 y 2011 respectivamente que Wachovia estaba hasta el cuello en el lavado de dinero caliente para los cárteles colombianos y mexicanos de la droga.
Como ya informó en 2010 sobre las correrías de Wachovia en el lavado de dinero para el cártel Sinaloa de Chapo Guzmán el entonces director ejecutivo, G. Kennedy Ken Thompson, ex presidente del Comité Consultivo del Consejo de la Reserva Federal, y Ranger de Bush que reunió unos 200 mil dólares para la campaña presidencial de Bush en 2004, estaba comprando bancos competidores más rápido de lo que tarda decir “seguros de riesgo de la deuda”.
Para cuando Wells Fargo compró Wachovia al precio de remate de 12 mil 800 millones de dólares, el banco y Thompson, que se había “retirado a pedido del consejo”, estaban en profundas dificultades.
Antes de la adquisición, Wachovia se había lanzado a una verdadera ofensiva de compras. Después de la fusión en 2001 de la firma con First Union Bank, Wachovia se fusionó con la división Prudential Securities de Prudential Financial, Inc., con control por Wachovia de la mayor parte de los 532 mil 100 millones de dólares en activos. Después del golpe, el banco pasó a adquirir Metropolitan West Securities, agregando un portafolio de 50 mil millones de dólares en valores y préstamos a su división de Préstamos. En 2004, Wachovia pasó a otra etapa con la adquisición por 14.300 millones de SouthTrust Corporation.
Aparentemente cargado de dinero y de nuevo poder de mercado, Wachovia se dispuso a adquirir Golden West Financial basada en California. Golden West operaba filiales bajo el nombre de World Savings Bank y era la segunda mayor empresa de ahorros y préstamos de la nación. Cuando tuvo lugar la adquisición, Goldman West tenía más de 125 mil 000 millones de dólares en activos. Para Wachovia y Thompson, fue ir demasiado lejos.
Pronto vino una escasez de dinero. Expuestos a préstamos riesgosos, incluyendo hipotecas tóxicas con tasas de interés ajustables adquiridas como resultado del acuerdo de Golden West, que Thompson había descrito como la “joya en la corona” de Wachovia, los portafolios de préstamos de la firma fueron afectados por fuertes pérdidas durante la catástrofe de las hipotecas de alto riesgo.
Aunque el banco había informado de 2 mil 300 millones de dólares en beneficios durante el primer trimestre de 2007, en 2008 hablaba de fuertes pérdidas que llegaron a 8 mil 900 millones de dólares en el cuarto trimestre. Fue tiempo de pánico en Charlotte.
¿Y de dónde salió parte de ese “capital líquido” que posibilitó la temeraria expansión de Wachovia?
“Un cliente que Wachovia adquirió en 2004 fue Casa de Cambio Puebla SA,” informó Bloomberg Markets . La casa de cambios de Puebla, México, fue la idea genial de Pedro Alatorre Damy, un “empresario” que “había creado compañías de fachada para cárteles”.
Alatorre y otros 70 conectados a su red fueron arrestados en 2007 por los funcionarios del mantenimiento del orden mexicanos. Las autoridades descubrieron que el presunto lavador de dinero y agente aéreo del cártel Sinaloa controlaba 23 cuentas en la filial del Banco Wachovia en Miami y poseía unos 11 millones de dólares, posteriormente congelados por los reguladores estadounidenses.
En 2008, un gran jurado federal de Miami imputó a Alatorre, que ahora espera juicio en México con otros tres ejecutivos, acusándoles de narcotráfico y lavado de dinero, acusando a la compañía de utilizar “firmas ficticias para lavar 720 millones de dólares a través de bancos en EE.UU.” El Departamento de Justicia solicita actualmente la extradición de México de Alatorre.
A pesar de que la oficina de Wachovia en Miami ha sido calificada por los investigadores federales de “área de alta intensidad en el lavado de dinero y otros crímenes financieros”, en un “área de narcotráfico de alta intensidad”, The Observer informó de que incluso ante advertencias internas de sus propios investigadores contra el lavado de dinero, Wachovia no hizo nada para detener el flujo ilícito de dinero caliente.
Con la burbuja de la vivienda de EE.UU. totalmente inflada y las señales de que el auge especulativo estaba a punto de terminar, solo se puede conjeturar que la necesidad de obtener liquidez a cualquier precio, había llevado a Wachovia a hacer la vista gorda cuando se trataba de “arreglos” tenebrosos, pero muy lucrativos con Casa de Cambio Puebla SA.
Perdiendo dinero más rápido de lo que se tarda en decir “valores respaldados por hipotecas” Wachovia se encontraba en un atolladero por su compra en 2006 por 26.000 millones de dólares de Golden West Financial durante el clímax de la burbuja, una acción que según informes de Bloomberg Businessweek generó “resistencia en su propio equipo de administración” y que fue ignorada por Thompson.
¿Por qué? “Porque nadie aparte de Thompson y el director ejecutivo de Golden West, Herb Sandler, parecía aprobar el trato desde el momento en que se anunció”, dijo una persona de confianza de la compañía a Businessweek.
(Un lector alerta señaló cuando mi artículo apareció en 2010, que Herb Sandler, que vendió Golden West durante la mejor situación del mercado para dedicarse a la “filantropía”, “actualmente es dueño de ProPublica, una publicación investigadora que se ocupa de objetivos fáciles como policías racistas… pero que no examina el ala de Sandler de la elite del poder. Michael Barker escribió una gran serie sobre ese organismo y sus contactos con el establishment titulada “Investigando a los investigadores -Una mirada crítica a ProPublica”).
Mientras la adquisición puede haber dado a Thompson “la cabeza de puente en California que había deseado desde hace tiempo… la tinta apenas se había secado en el trato de Golden West cuando la burbuja de la vivienda en mercados como California y Florida se comenzó a desinflar”.
Afectado por el desplome del mercado inmobiliario, el precio de la acción de Wachovia, que había aumentado a 70,51 dólares por acción cuando se anunció el trato de Golden West había caído a 5,71 por acción en octubre de 2008. En otras palabras, Wachovia, junto al resto de la economía mundial se iba por el caño.
En su Acuerdo de Procesamiento Postergado con el Departamento de Justicia, Wells Fargo aceptó no disputar las imputaciones presentadas contra Wachovia en la acusación federal.
El gigante bancario Wells se vio obligado a admitir: “En numerosas ocasiones, los dineros fueron depositados en una Casa de Cambio (CDC) por una organización de narcotráfico. Utilizando identidades falsas, la CDC entonces transfería ese dinero a través de su banco corresponsal de Wachovia para la compra de aviones para organizaciones del narcotráfico. En diversas fechas entre 2004 y 2007, por lo menos cuatro de esos aviones fueron requisados por agencias extranjeras de mantenimiento del orden en cooperación con EE.UU. y se descubrió que contenían grandes cantidades de cocaína”.
Como informó en The Observer Ed Vulliamy, aunque los investigadores de la DEA y del IRS descubrieron que Wachovia había lavado hasta 378 mil 400 millones de dólares “una suma equivalente a un tercio del producto nacional bruto de México a cuentas en dólares de las denominadas casas de cambio en México, “y después pagaron 110 millones de dólares de confiscación, incluida una multa de 50 millones de dólares “por no controlar dinero utilizado para el embarque de 22 toneladas de cocaína”, nunca se presentaron procedimientos penales contra funcionarios del banco.
“La conclusión del caso”, escribió Vulliamy, “fue solo la punta de un iceberg que demostró el papel del sector bancario ‘legal’ en el lavado de cientos de miles de millones de dólares -el dinero manchado de sangre del narcotráfico asesino en México y otros lugares del mundo- en sus operaciones globales, rescatadas ahora por el contribuyente”.
Mientras Chapo Guzmán y otros dirigentes de las organizaciones mexicanas de narcotraficantes enfrentan acusaciones federales que podrían llevarlos a la prisión el resto de sus vidas, hay que contrastarlo con el trato con guantes de seda usado por el gobierno cuando se trata de narcotraficantes estadounidenses.
A pesar de serias acusaciones federales de lavado de dinero contra el “hombre más listo de la sala” Thompson de Wachovia recibió del consejo 15,6 millones de dólares en compensación total en 2007, todo un año después que se suspendió ese fatal acuerdo Golden West. Las pérdidas subsiguientes y una inminente acusación penal (contra el banco, no contra sus funcionarios), tampoco impidieron que Wachovia premiara a Thompson con una indemnización por cese de casi 8 millones de dólares.
"Cocaína aérea"
Después de años de amplia información en MadCow Morning News del periodista de investigación Daniel Hopsicker y de Bill Conroy de Narco News, sobre los orígenes de dos aviones requisados en México con unas diez toneladas de cocaína a bordo, nos informaron de que hasta 100 aviones habían sido comprados con dinero caliente lavado a través de Wachovia Bank.
Y cuando los periodistas “de la línea dominante” Michael Smith y Ed Vulliamy siguieron la pista asiduamente dejada por Hopsicker y Conroy (siempre sin atribuirles crédito), presentaron, no obstante, algunos hechos previamente desconocidos en relación con este sórdido caso.
“Justo antes del anochecer del 10 de abril de 2006”, informó Michael Smith de Bloomberg, “un jet DC-9 aterrizó en el aeropuerto internacional de Ciudad del Carmen, a 500 millas al este de Ciudad de México”.
Cuando las tropas del ejército sospecharon después que la tripulación trató de “apartarlos, diciendo que había una peligrosa filtración de aceite”, hicieron lo que los buenos funcionarios de mantenimiento del orden deben hacer: registraron el avión.
A bordo encontraron 128 maletas negras idénticas, “llenas con 5,7 toneladas de cocaína, valoradas en 100 millones de dólares. Los fiscales mexicanos establecieron posteriormente que el contrabando se entregaría desde Caracas a narcotraficantes en Toluca, cerca de Ciudad de México. Los funcionarios de mantenimiento del orden también descubrieron otra cosa”.
“Los contrabandistas”, escribió Smith, “habían comprado el DC-9 con fondos lavados que transfirieron a través de dos de los principales bancos de EE.UU.: Wachovia Corp. Y Bank of America Corp".
Pero al publicar esa historia hace seis años, (mucho antes de que Bloomberg y The Observer se unieran a la caza), Hopsicker reveló que “Uno de los dos propietarios del DC-9 (número de cola N900SA) capturado en un aeropuerto de Ciudad del Carmen en el Estado de Campeche, México, la semana pasada cargado con 5,5 toneladas de cocaína había sido nombrado en 2003 al Consejo Consultor Empresarial del Comité Nacional Republicano del Congreso por el entonces Líder de la Mayoría del Congreso Tom Delay, puede informar exclusivamente The MadCow Morning News".
Ese avión, reveló Hopsicker, fue adaptado por el propietario Brent Kovar para que se hiciera pasar por un jet de de la Administración de Seguridad del Transporte de EE.UU. Un sello con apariencia oficial decía “"Sky Way Aircraft, Protección de los Cielos de EE.UU.," completo, con la “imagen de un águila federal sujetando la familiar rama de olivo en sus garras”.
Y cuando investigó en los registros de la FAA (Administración Federal de Aviación de EE.UU.) y corporativos, Hopsicker descubrió que “una mirada más de cerca a la [compañía ficticia] Royal Sons revela que la empresa forma parte de un grupo de firmas de chárter aéreo relacionadas que se utilizan como fachada para suministrar ‘cobertura’ a vuelos de la CIA”.
“Las compañías involucradas”, afirma Hopsicker, “incluyen a Royal Sons, Express One International, Genesis Aviation y United Flite Inc."
“Las cuatro compañías parecen estar involucradas en un plan entrelazado y consagrado de la Agencia que se remonta a 50 años: utilizando frecuentes transferencias de títulos de posesión de aviones para dificultar al máximo la identificación de la propiedad de un avión dado en todo momento”.
Informes subsiguientes de Hopsicker revelaron que el segundo avión, un jet de negocios Gulfstream II (N987SA) que hizo un aterrizaje forzoso en la península de Yucatán con cuatro toneladas de cocaína a bordo, estaba registrado a nombre de "Donna Blue Aircraft, Inc." (DBA, o “doing business as” [activo como]) y fue empleado previamente como “chárter privado” que hacía vuelos de entrega de “terroristas” para, ¿quién iba a ser?, ¡la CIA!
Como reveló Bill Conroy, periodista de Narco News, en 2008: “En el centro de esa controversia hay afirmaciones de que el jet con cocaína caído formaba parte de una operación de narcotráfico respaldada por la CIA”.
Según Conroy, la clave del desafortunado embarque de cocaína en el Gulfstream II, es un prolífico narcotraficante colombiano e informante del gobierno de EE.UU. llamado José Nelson Urrego Cardenas, recientemente arrestado por la policía en Panamá. Según se informa, Urrego jugó un rol importante en la organización del embarque de cocaína como parte de la operación Mayan Express [del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE.UU. [ICE]”.
“Para los que se pregunten por qué el ICE realiza una operación como Mayan Express”, escribió Conroy, “vale la pena tener en cuenta que Charles E. Allen, subsecretario de la Oficina de Inteligencia y Análisis del Departamento de Seguridad Interior (DHS) también es, por casualidad, veterano de la CIA y fue un importante protagonista en el escándalo Irán-Contra que se desarrolló durante el gobierno de Reagan”.
“Una faceta de Irán-Contra, recordaréis, involucró supuestamente el uso de recursos de la CIA para transportar drogas a fin de reunir dinero para financiar la compra de armas para los rebeldes de la Contra que trataban de derrocar el gobierno sandinista en Nicaragua”.
“Para que el ICE contara con aprobación para operar una misión de alto perfil en el exterior como Mayan Express, que supuestamente involucraba coordinación con la CIA, es muy probable que Allen, gurú en jefe de inteligencia del DHS, tuviera que ser incluido en la operación, ya que el ICE forma parte del DHS”.
Más recientemente, continuando la sucia historia del papel de la CIA en la administración, no eliminando el narcotráfico global, Se reveló que la Agencia tenía un acuerdo quid-pro-quo con los dirigentes de Sinaloa Corporation de Chapo Guzmán “y agencias del gobierno de EE.UU. para obtener información sobre organizaciones rivales del narcotráfico”.
La acusación federal contra afirma que “sirvió de coordinador logístico” Jesús Vicente Zambada Niebla para el “cártel”, ayudando a supervisar una operación que importaba a EE.UU. “muchas toneladas de cocaína… utilizando diversos medios, incluyendo, pero no solo, aviones de carga Boeing 747, aviones privados… autobuses, vagones de tren, remolques de tractores y automóviles”.
Por cierto, uno de los “aviones privados” utilizados por los planes de importación de drogas de Chapo Guzmán no fue otro que el desafortunado Gulfstream II (N987SA) que sufrió el aterrizaje forzoso en Yucatán en 2007. Comprado con fondos lavados a través de Wachovia Bank, el jet de negocios posteriormente fue relacionado por los investigadores del Consejo de Europa con vuelos fantasma de la CIA.
A pesar de los hechos presentados en la imputación federal de Zambada, el “supuesto negocio”, escribió Conroy, “aseguraba la protección de las operaciones de negocios del cártel Sinaloa mientras debilitaba a su competencia, como la organización de Vicente Carrillo Fuentes desde Juárez, México, capital de asesinatos del mundo”.
“Al mismo tiempo”, informó Narco News, “la información suministrada por el cártel Sinaloa a los organismos estadounidenses contra sus rivales asegura un continuo flujo de redadas antidrogas y victorias de las agencias estadounidenses y del gobierno mexicano en los titulares de los medios de comunicación”.
Conroy señaló: “Esa propaganda es necesaria para engatusar a los ciudadanos a fin de que crean que se hacen progresos en la guerra contra las drogas, asegurando así el continuo financiamiento de presupuestos inflados para la guerra contra las drogas y el apoyo para políticas fallidas que han costado las vidas de unos 50 mil ciudadanos mexicanos desde finales de 2006 y han terminado con cualquier esperanza de una vida productiva para cientos de miles de ciudadanos estadounidenses, muchos de ellos desperdiciando sus vidas en prisiones de EE.UU., y una cantidad importante de víctimas de homicidios callejeros vinculados a negocios de drogas fracasados”.
Llamadlo negocios como si tal cosa en el “país de Dios”, esa “ciudad brillante sobre una colina”.
El pasado como prólogo
Si la historia es una guía para las actuales prácticas, la CIA se ha basado desde hace tiempo en el financiamiento de operaciones clandestinas de la Agencia a través de bancos sospechosos y de los banqueros que los dirigen.
Entre los timadores que se han beneficiado de confortables relaciones con la Agencia, los lectores seguramente recordarán a Castle Bank Bank & Trust de Paul Helliwell; Nugan-Hand Bank de Michael Hand, Frank Nugan y Bernie Houghton; Bank of Credit and Commerce International (BCCI) de Agha Hasan Abedi; o más recientemente, como Antifascist Calling reveló hace dos años, el timo Ponzi del estafador multimillonario condenado R. Allen Stanford, disfrazado como “banco de servicio completo”, Stanford International.
El hecho de que los cuatro bancos que colapsaron en ignominia y escándalos mientras a los inversores les escamoteaban miles de millones de dólares en depósitos en medio de acusaciones de que esos agujeros negros financieros eran poco más que conductos para el crimen organizado y operaciones de inteligencia, solo subraya el hecho indiscutible de que el crimen paga a órganos secretos del Estado como la CIA.
Dos años después del estallido del escándalo Wachovia en medio del ensordecedor silencio de los medios de EE.UU., Daniel Mejía dijo a The Observer: “En general, existe considerable renuencia de ir en pos del gran dinero. No apuntan a las partes de la cadena donde existe un gran valor agregado. En Europa y EE.UU. el dinero se dispersa, una vez que llega al país consumidor entra en el sistema, en cada ciudad y Estado. Prefieren ir en pos de la pequeña economía, la gente humilde y los cultivos de coca en Colombia, a pesar de que la economía es ínfima”.
“Es una extensión de la forma de operar interna”, dijo Mejía. “Van en pos de las clases bajas, el eslabón débil de la cadena, el sujeto común y corriente, para mostrar resultados. Otra vz transfieren el coste de la guerra de las drogas a los más pobres, pero no al sistema financiero y al gran dinero que mueve todo el asunto”.
En vista de la corrupta trayectoria de la “Guerra contra las Drogas”, esto no debiera sorprender a nadie. Como escribió Peter Dale Scott en Deep Events and the CIA's Global Drug Connection: “La conexión global de la droga no es sólo una conexión lateral entre agentes de la CIA en el terreno y sus contactos en el narcotráfico. Es de modo más significativo un complejo financiero global de dinero caliente que une a destacadas empresas, las finanzas y el gobierno, así como personajes del hampa”.
Según Scott, este nexo global criminal-elite “mantiene su propia influencia política mediante el suministro sistemático de finanzas ilícitas, favores e incluso sexo a políticos en todo el mundo, incluidos dirigentes de ambos partidos en EE.UU. El resultado es un sistema que podría dernominarse 'imperio indirecto', un imperio que, en su búsqueda de mercados y recursos extranjeros, se da por satisfecho con la subversión de la gobernanza existente sin imponer una alternativa progresista”.
El análisis de Scott ha sido ciertamente confirmado por funcionarios honestos del mantenimiento del orden.
Martin Woods, ex importante detective de la brigada antidrogas de la policía metropolitana de Londres se sumó a Wachovia en 2005 como principal investigador contra el lavado de dinero y pagó un duro precio por su diligencia.
Expulsado de su puesto después de negarse a dejar de presentar informes sobre actividades sospechosas a la sede central en Charlotte, sobre prácticas de depósitos sospechosas de filiales de Wachovia en Londres y Miami, Woods dijo a The Observer: “Nueva York y Londres se han convertido en las dos mayores lavanderías de dinero criminal y de la droga y en paraísos fiscales. No las Islas Caimán, no la Isla de Man o Jersey. El gran lavado tiene lugar directamente a través de la City de Londres y Wall Street".
“Entre tanto”, dijo Woods, “la industria de la droga tiene dos productos: dinero y sufrimiento. Por una parte masivos beneficios y enriquecimiento. Por la otra masivos sufrimientos, miseria y muerte. No se pueden separar unos de otros.
Con cientos de miles de millones de dólares lavados por el sistema cada año, no existen muchos incentivos para echar el guante a los peces gordos. Y de eso no cabe la menor duda.
Fuente: El blog del narco
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