Te excusas diciendo que “te darás un gusto”, pero en realidad evitas enfrentar a tus emociones.
Todos hemos pasado por esto alguna vez. Nos refugiamos, buscando confort o alegría en la comida. También hay casos en los que rechazamos la comida como una medida de protección. Pero todos somos vulnerables a dejar que nuestras emociones nos lleven a tener una relación compleja con la alimentación.
Nos podemos excusar diciendo que tenemos “permiso” para hacerlo, pero a veces es sólo un pretexto para esconder otras cosas. Yo también lo viví, me decía a mí misma que iba a disfrutar la comida sin pensarlo, cuando en realidad no me sentía bien. No creo que haya estado del todo mal, pero en mi caso, terminé dañando mi salud, mi cuerpo y mi autoestima.
Está bien que cada uno lleve la alimentación que quiere, pero debemos cuidarnos de no caer en excesos. Y de hacerlo de manera consciente, y que no sea una huída de nuestras propias emociones.
Si bien hay un factor genético que te puede predisponer a la adicción a la comida, la mayoría de los desórdenes y trastornos son por mal manejo de nuestros sentimientos. Sólo tú mismo puedes cambiar esto, y crear un hábito. Pues los hábitos son como los músculos, hay que ejercitarlos para que estén en buenas condiciones.
Las emociones más asociadas al comer son el estrés, la ansiedad, nerviosismo y aburrimiento. Los estados de mayor presión ocurren por el alza de la hormona del cortisol, que nos lleva a comer.
Lo que se nos ocurre primero es comida chatarra, carbohidratos y dulces, porque estos liberan serotonina en nuestro cerebro. Esta hormona nos da la sensación de bienestar que buscamos.
Estos son los alimentos más adictivos, por lo que al final nos encerramos en un círculo vicioso. Y nos acostumbramos a comer y a decir que está bien, porque nos sentimos mal o “lo merecemos”. Quizás sí es así, pero no es la opción más saludable para ti.
Caer en esto significa que no estás manejando con tus emociones. Es posponerte a ti mismo. No es la idea que vivas así toda tu vida. No es necesario que ocupes sólo la meditación, pero hay distintas opciones que puedes usar, como cantar, dibujar, hacer deporte o escribir.
Tenemos que hallar una manera de lidiar con esto, que es simplemente una reacción química de nuestro cerebro. Pero si lo dejamos pasar toda la vida, siempre nos perjudicará. Quizás no a tu peso, pero sí en otros aspectos.
A veces no nos damos cuenta de que lo hacemos. El punto es que sí debes estar atento y comprender tus emociones. Nadie dice que debas vivir una vida introspectiva, pero sí en contacto contigo mismo. Es bueno admitir lo que sentimos, si tenemos problemas y aprender a lidiar en mejor manera con ello.
Algunas maneras para evitarlo o reducirlo de a poco, es llevar diarios de comidas, crear un plan de alimentación (que con el tiempo se volverá natural). Sabes que darte gustos está dentro del plan, pero que sea algo que disfrutes, no que sea con culpa o dolor. También buscar apoyo y hablar, alimentarte bien y evitar aquello que te estresa o hace sentir triste.
¡De a poco, generarás mejores hábitos y cuidarás tu salud a largo plazo!
Fuente: Vip digital
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