-

Quién mató al cardenal Jesús Posadas y porqué? "El Chapo Guzman" lo sabe


El lunes 24 de mayo de 1993, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue acribillado en una balacera ocurrida en el aeropuerto internacional de Guadalajara. Le asestaron 14 balazos a escaso medio metro de distancia cuando intentaba bajar de su auto. A su chofer, le metieron 10 balazos por el otro lado del coche.

ANUNCIO PATROCINADO




Después de 23 años, aún no hay ningún sentenciado por ese homicidio, y los autores intelectuales siguen empeñados en que no se dé a conocer lo que realmente sucedió, la investigación sigue abierta y los expedientes están bajo reserva de la PGR.

Es de desear que, en caso de ser extraditado, Joaquín Guzmán Loera pueda narrar lo que sucedió, pues en México fue amenazado de muerte y después favorecido por su silencio.

En un principio, el entonces procurador Jorge Carpizo McGregor informó que el cardenal murió en medio de un "fuego cruzado". La declaración se derrumbó con la misma velocidad que fue dicha, porque el dictamen forense y las pruebas balísticas arrojaron que el auto del prelado recibió 57 disparos a corta distancia, y todos directamente contra sus dos tripulantes.

Acorralada por las evidencias, la PGR tuvo que cambiar de versión. La causa del asesinato, dijeron en 1995, fue una "confusión", pues los Arellano Félix confundieron su coche con el de El Chapo Guzmán, a quien iban a matar.

ANUNCIO PATROCINADO




Pero esta tesis era todavía más difícil de sostener que la primera, pues ninguno de los pistoleros de los Arellano señalan en sus declaraciones saber que El Chapo tenía un Grand Marquis blanco como en el que iba el cardenal, además de que esos pistoleros nunca estuvieron en el lugar de los hechos, y la banda de los Arellano estaba abordando ya el vuelo 110 a Tijuana en el momento en que asesinaban al cardenal.

Al ver que la segunda tesis tampoco se sostenía, la PGR sacó una nueva hipótesis: que no fue una confusión de coche, sino "de persona". Ni la PGR ni la procuraduría estatal de Jalisco se detuvieron a pensar que era imposible que pistoleros profesionales, entrenados a no fallar en su objetivo, hubieran confundido a un hombre alto, pesado, de más de sesenta años de edad, vestido con su traje negro y una gran cruz colgada al pecho, como el cardenal Posadas, con otro hombre delgado, joven y bajo de estatura, cuál era El Chapo Guzmán.

Después del ridículo de esta tercera tesis, la PGR tuvo que salir con una cuarta versión, en 1999, postulando la hipótesis del "asesinato circunstancial", que no es más que una variante de la segunda.

Pero aquí se presentó un problema jurídico, pues las declaraciones de los dos principales testigos son contradictorias. Álvaro Osorio, alias El Nahual, dice que fue al aeropuerto para encontrar a El Chapo y darle muerte, mientras que Edgar Mariscal, El Negro, dice que iban a brindar protección a los Arellano Félix en su salida a Tijuana.

En realidad, todo apunta a que no hubo ningún enfrentamiento entre bandas criminales, sino que el grupo de los Arellano y los de El Chapo fueron citados por sus protectores desde el gobierno para que un tercer grupo pudiera dar muerte libremente al cardenal y poder después desviar la investigación hacia otro lado. Los que convocaron a las dos bandas: Rodolfo León Aragón y Enrique Harari Garduño, de la Policía Federal Preventiva.

El encargado de desviar la investigación: Jorge Carpizo McGregor. El móvil: recuperar documentos que el cardenal entregaría al nuncio Girolamo Prigione, los cuales evidenciaban la complicidad entre los cárteles de la droga y prominentes políticos del gobierno. Esta información aparece en el libro "Los Señores del Narco", el libro "El extraditado", el libro "Los Chacales", el libro "Sangre de Mayo", escritos con base en los expedientes, y la investigación de Proceso en que el obispo de Nezahualcóyotl, José María Hernández González, confirmó que Posadas Ocampo fue invitado a una comida en Los Pinos 10 días antes del homicidio donde se trataron cuestiones muy delicadas y el cardenal Posadas y el presidente Salinas tuvieron un fuerte enfrentamiento.

Hablan los asesinos

Tanto Marco Enrique Torres García, como Alberto Bayardo Robles, pistoleros operadores del homicidio, declaran que la causa del homicidio fue que una mujer le entregó al cardenal Posadas documentos que evidenciaban la relación de la familia Salinas y de políticos prominentes con los cárteles de la droga, información que también comprometía a gobernadores, procuradores y funcionarios públicos beneficiarios del narcotráfico (se abrió investigación en la línea de Cecilia Occelli y de dos esposas de El Chapo). El operativo del homicidio habría sido ordenado y dirigido por el general Jorge Carrillo Olea, entonces director de la lucha antidroga.

El comandante José Manuel Zamudio, policía de la Federal de Caminos, testigo casual del asesinato, señala en su declaración que después de que acribillaron al cardenal, uno de los agresores abrió la cajuela del Gran Marquis, sacó un sobre amarillo que apretó bajo el brazo, y luego se echó a correr.

Según estas fuentes, los motivos del asesinato pudieron originarse en un reclamo airado de Posadas, entonces vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, al mandatario mexicano, porque su hermano Raúl estaba involucrado en el narcotráfico. En la comida estuvieron presentes, entre otros, Manuel Camacho Solís, el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio (quien era amigo de Posadas y lo llevó allí en su propio coche, así como el jefe de la Oficina de la Presidencia, José Córdova Montoya. En el expediente se señala que, después de comer con el presidente, hicieron pasar al cardenal Posadas a la oficina de Córdova Montoya, que éste le ofreció dinero a cambio de que entregara los documentos y que, finalmente, al ver que el cárdenal se negaba, insultó al cardenal y lo agredió físicamente, sacándolo a empujones de su oficina.

Uno de los testimonios más controvertidos es el de Catalina Rivadeneira Urdis. Cabe señalar que ella no se presentó voluntariamente a declarar, sino que fue levantada y llevada a la Ciudad de México para rendir declaración el 21 de septiembre de 1998. Ella refiere que el día anterior al homicidio del cardenal fue invitada por una amiga, Edith Ramirez, empleada doméstica de la casa en la que se planeó el homicidio. En su testimonio refiere que el grupo estaba dividido, en cuanto que algunos querían simplemente recuperar los CHAPO 7documentos que le habían entregado a Posadas pero sin matarlo, y otros, adversarios de la Iglesia, querían que se aprovechara la ocasión para también asesinar al cardenal. Escuchó que la orden de matarlo venía de la Ciudad de México. Edith no solo le relató eso a Catalina, sino que le enseñó un video de la reunión que había sido grabado ocultamente sin el conocimiento de los asistentes. Se trata de un video en formato VHS en que Catalina reconoció perfectamente el lugar y a los sujetos que habían participado en aquella reunión del domingo 23 de mayo de 1993. Catalina fue violada y amenazada de muerte en caso de que apareciera el video.

El general Jorge Carrillo Olea, señalado en los expedientes del Caso Posadas como el más probable organizador del operativo para asesinar al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, fue el autor de la captura de El Chapo Guzmán el 9 de junio de ese año y de instruir al general Guillermo Álvarez Nahara, jefe de la Policía Judicial Militar, para interrogar a Guzmán Loera durante el vuelo y averiguar qué tanto sabía del homicidio. A El Chapo lo habían entregado en la frontera con Guatemala, y lo trasladaron a Tuxtla, donde lo hicieron abordar un Boeing 727 con destino a Toluca, para ingresarlo a Almoloya.

¿Qué sucedió el 24 de mayo en el aeropuerto de Guadalajara?, preguntó Nahara a El Chapo. Sin más, Guzmán Loera contestó que aquel día iba de viaje de descanso a Puerto Vallarta, que no iba armado al igual que ninguno de sus hombres, pues las maletas con las armas ya habían sido documentadas, y que al ir entrando por la puerta principal escuchó ráfagas de disparos, por lo que se echó pecho a tierra y se fue arrastrando y luego pudo correr hasta el interior de las pistas del aeropuerto.

Con esta declaración, El Chapo echaba abajo la versión que Jorge Carpizo y Carrillo Olea habían hecho creer a la opinión pública, en el sentido de que el cardenal murió en medio de un fuego cruzado entre los hombres de los Arellano y los de Guzmán Loera.

Al entrar a Almoloya, El Chapo recibió la amenaza: todo lo que había dicho durante el vuelo no había sido una declaración ministerial, apenas le iban a tomar su primer declaración oficial y, si él repetía las cosas como las había narrado durante el vuelo, lo matarían dentro del penal. En su primer declaración "válida", Guzmán dijo no saber nada de nada.

A partir de ese día, comenzó el silencio por el que Guzmán protegió al gobierno federal y militar, con el que siguió colaborando en el narcotráfico desde dentro del penal, hasta el día en que lo tuvieron que sacar de Puente Grande, al no haber ganado Francisco Labastida la elección presidencial. Según la declaración ministerial del comandante Antonio Aguilar Garzón (16/2001-III), El Chapo Guzmán no se escapó en un carrito de lavandería, sino que lo sacaron por la puerta delantera, siendo cómplices de ese operativo el subsecretario de Seguridad Pública, Jorge Tello Peón; el director general de Prevención y Readaptación Social, Miguel Ángel Yunes, el subdirector de la misma dependencia, Enrique Pérez Rodríguez, y el director del penal de Puente Grande, Leonardo Beltrán Santana.

A inicios de marzo de 2012, Benjamín Arellano, preso en Almoloya de Juárez, llamó a sus abogados y dijo que estaba dispuesto a declarar todo lo que sabía (y sabe) sobre el homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Estando ya presentes ministerio público, abogados y testigos, pareció echarse para atrás y dijo que se había arrepentido, que mejor no iba a declarar nada. Uno de los presentes lo convenció: "mira lo que le hicieron a tu hermano Ramón, tal vez esta sea tu última oportunidad de decir lo que sabes". Benjamín finalmente aceptó pero con una condición: "diré quiénes fueron los responsables del homicidio del cardenal hasta un primer nivel, y si veo que el gobierno realmente hace algo con mi declaración, entonces revelaré quiénes estuvieron en el nivel superior". Arellano Félix habló abiertamente de la implicación de Rodolfo León Aragón, esperando que, de ser aprehendido, entonces delataría la implicación directa de Jorge Carpizo y otros.

No sucedió nada con León Aragón, el 30 de marzo murió Jorge Carpizo de forma muy extraña en el hospital Médica Sur, mientras lo preparaban para una cirugía, y el 29 abril extraditaron a Benajamín Arellano a los Estados Unidos (violando el Tratado de Extradición, pues su juicio en México no había concluido).

Con la recaptura de El Chapo Guzmán, se puede abrir una capítulo nuevo de este caso tan intricado, si es que hay voluntad política o si es que el gobierno de los Estados Unidos se lo lleva y desean saber cómo operaba el narcotráfico durante el sexenio salinista.

Por decir la verdad y exigir al gobierno el esclarecimiento del caso, al cardenal Juan Sandoval lo han calumniado e intentado matar, envenenándolo en dos ocasiones...

Cardenal Juan Sandoval: se trató de un crimen de Estado,
fue ejectutado por Rodolfo León Aragón bajo órdenes de Jorge Carpizo
para recuperar documentos que evidenciaban el narcosalinismo
y como venganza por el reestablecimiento de la relación Iglesia-Estado





Fuente: El blog del narco
SHARE

Viral VIP

Sitio web de entretenimiento y noticias virales. Te mantenemos al día con las noticias mas reelevantes del mundo.

    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios :

Publicar un comentario