El viernes 31 de julio del 2014 estallo la división entre grupos criminales del Cártel de Sinaloa por el control de la plaza del narcomenudeo en La Paz.
Desde entonces, la capital sudcaliforniana se convirtió -tras la ejecución de Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, escolta del capo Dámaso López Serrano “El Mini Lic”- en un auténtico campo de batalla, donde el saldo hasta la fecha es de 133 personas ultimadas en solo un año.
La muerte comenzó a rondar en La Paz -como se llama la otrora pacífica ciudad-, donde los grupos en pugna iniciaron levantones y ejecuciones, así como a incinerar, desmembrar y enterrar en fosas clandestinas a sus rivales.
Los grupos delictivos que según el Grupo de Coordinación de Seguridad Pública en Baja California Sur, originaron la pelea por el control de la plaza del narcomenudeo en la capital sudcaliforniana fueron los siguientes:
* El de los hermanos Jorge Alberto, Felipe Eduardo y Carlos Alberto Guajardo García “Los 28”, y células criminales del capo Dámaso López Serrano “El Mini Lic”.
* El de Rolando González Moreno “El Compadrón” y células del capo Ismael “El Mayo” Zambada.
Los dos grupos delictivos emprendieron la guerra cuando el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue capturado y recluido en febrero de 2014 en la cárcel de máxima seguridad del Altiplano en Toluca, Estado de México, de la cual logró escapar a través de un túnel el pasado 11 de julio, con evidente ayuda del gobierno de México.
La disputa entre los grupos delictivos fue por la Zona Norte de La Paz, cuya violencia con el paso del tiempo alcanzó a la Zona Sur, donde hoy por hoy, participan tres células delictivas en esta lucha a muerte.
Aparte de la de “Los 28” y la de “El Compadrón”, quien dicho sea de paso, fue sucedido por Luis Antonio Montoya Beltrán “Don Carlos” o “El Artista”, después de haber sido capturado por el Ejercito Mexicano, el otro grupo que participa en esta pelea -según el último mapa delictivo elaborado por autoridades federales y militares- es el de José Fernando Torres Montenegro o José Francisco Ojeda Torres “El Pepillo”.
Según un integrante del grupo interinstitucional, “los grupos delictivos que originalmente empezaron con la narco guerra, sufrieron durante todo este año diferencias, lo que los llevó a dividirse y pelear con sus antiguos aliados, parte de los territorios donde mantenían cierto control o dominio”.
Así, la guerra entre estos grupos criminales subió de tono, de tal suerte que el número de 133 muertos, se distribuyó de la siguiente manera: 53, del 31 de julio al 31 de diciembre de 2014; y 72, del primero de enero al 31 de julio de 2015; inclusive la ola de violencia amenazaba con expandirse hacia Los Cabos, donde se registraron ocho personas asesinadas por delincuencia organizada.
Hoy por hoy, y según un miembro del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública de Baja California Sur, la lucha podría trasladarse a los municipios del norte del Estado, donde existen menos fuerza de seguridad.
El último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, arrojó que durante el primer semestre de 2015, Baja California Sur presentó un aumento de 336 por ciento en el delito de homicidios.
De acuerdo a la estadística presentada de enero a junio pasado, el número de crímenes cometidos en el primer semestre de 2014 fue de 19, y en el primer semestre de 2015, de 83 asesinatos, donde fueron incluidos algunos homicidios no vinculados con la delincuencia organizada.
No obstante, a pesar de esta guerra entre narcos, el Estado no figura en los primeros lugares de crímenes en el país, sobre cuando compite con entidades como Guerrero, con mil 173 homicidios en el primer semestre de 2015, seguido del Estado de México con 943, Chihuahua con 622, Jalisco con 513 y Sinaloa con 491 casos.
Los números
A pesar de la calma ficticia, y de la captura y encarcelamiento de cuando menos 40 sicarios, la lucha por el control de la plaza del narcomenudeo entre los tres grupos en pugna no ha cesado.
Los muertos no han dejado de caer de enero a julio del presente año. Hasta hoy, y según el recuento de asesinatos, el mes más violento en los primeros siete meses del año fue mayo, con 21 crímenes, seguido de abril, con 16, y julio, que cerró con 10 homicidios.
Contradictoriamente, el mes de marzo fue el más tranquilo con solo tres homicidios, seguido de febrero, con seis, y enero y junio con ocho.
De acuerdo con un integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública de Baja California Sur, el comportamiento de los asesinatos “evidentemente va a la alza, porque mientras en junio hubo ocho crímenes, en el mes de julio hubo diez, y suponemos que agosto y septiembre, podrían registrar un incremento”, advirtió.
Para el miembro del grupo interinstitucional, la lucha más sangrienta es en este momento entre “Los Pepillos” y “Los 28”, antiguos aliados y células del capo Dámaso López Serrano “El Mini Lic”.
Los primeros “están defendiendo su territorio, el cual pretende ser arrebatado por los segundos, quienes aprovechando la antigua alianza, poco a poco se fueron metiendo hasta tener el control de algunas colonias como 8 de Octubre, Agua Escondida, Olas Altas, Mezquitito, Rinconada y poblaciones como El Centenario y Todos Santos”.
Además, compartió el entrevistado, “la lucha más encarnizada en los últimos días se da en el poblado de El Centenario, después de la ejecución del ex jefe de la plaza, Silvestre Carlón Navarrete, donde se registraron cuatro de los diez crímenes ocurridos en el mes de julio”.
A continuación, la decena de víctimas que perdieron la vida en esta guerra de narcos en el mes de julio:
1.- Ángel de Jesús Barriga Castro
2.- Silvestre Carlón Navarrete “El Silvestre”
3.- Rosario Cervantes Soto “El Chayo”
4.- Edwin Ornelas Flores “El Tomate”
5.- José Ricardo González Perea “El Richi”
6.- Eduardo Hirales Avilés “El Méndez”
7.- Luis Genaro Cayetano Espinoza “El Sica”
8.- José David Zazueta Flores “El Pepe”
9.- Martín Agúndez Villalobos “El Martincillo”
10.- José Alberto Chávez Espinoza “El R15” o “El Peto”
Los resultados
Aunque el procurador general de Justicia del Estado de Baja California Sur, Adonaí Carreón Estrada, alude hablar de la guerra de narcomenudistas en La Paz porque -dijo- “es competencia de la PGR”, reconoció que la violencia estalló cuando el 21 de julio de 2014 fueron ejecutadas tres personas en la carretera que conduce de La Paz a Los Planes.
Los muertos eran Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, escolta del “Mini Lic”; Alberto Montero Lizárraga “El Mago” o “El Mandrake”; y José Enrique Urquiza Portillo “El Moreno” o “El Ferrari”.
A raíz de este suceso comenzaron a registrarse una serie de homicidios sin precedente alguno, particularmente en La Paz, donde la competencia de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) es única y exclusivamente “investigar los crímenes, y perseguir y detener a los presuntos responsables”, refirió Carreón.
— ¿Y el narcomenudeo?, se le cuestionó.
“También lo investigamos, pero solo hasta donde nos faculta la Ley, porque cuando se trata de delincuencia organizada, es decir, donde participan tres o más personas con un mismo fin, pasa a manos de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada”.
Las 15 armas largas presuntamente utilizadas en el crimen del ex escolta del capo Dámaso López Serrano -según los estudios de balísticas de la PGJE- aparecieron vinculadas en los siguientes crímenes:
* Gerardo Geraldo Méndez “El Gera”, asesinado el 17 de agosto de 2014.
* José Federico Gaxiola Osuna “El Pikas”, ejecutado el 10 de septiembre de 2014.
* José Heliodoro López González “El Helio”, ultimado el 6 de octubre de 2014.
* José Ramón Sánchez Quiroz “El Pelón”, Rosendo Jesús Acevedo Amador “El Chendo” y Guadalupe López Barraza “La Melody”, acribillados el primero de septiembre de 2014.
* Juan Carlos Morales Vargas “El Chapo”, José Ángel González Portillo “El 27” y José Luis Ponce Ruiz “El Ponce”, cuyos homicidios ocurrieron el 2 de noviembre de 2014.
Desde esa fecha hasta junio pasado, la PGJE abrió 92 averiguaciones previas y resolvió 65 de los 133 asesinatos vinculados con delincuencia organizada, algunos de los cuales fueron atraídos por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Es decir, un equivalente del 50% esclarecido.
En esta guerra de narcomenudistas, la PGJE ha decomisado:
* 19 armas largas entre AK-47 y R-15
* 14 pistolas entre calibres 9 milímetros y 45
* 395 cartuchos útiles de armas cortas y largas
* Seis granadas de fragmentación
* Dos chalecos antibalas
* 13 cargadores
* 50 vehículos entre automóviles, camionetas y pick-ups
* 245 mil 470 pesos en efectivo.
Asimismo y durante este año, la Procuraduría estatal ha capturado a 41 sicarios, de los cuales 18 fueron puestos a disposición de la SEIDO y están relacionados en 92 de los 113 homicidios.
Para concluir, el procurador Adonaí Carreón consideró que la “etapa critica” ya pasó, en virtud de que las fuerzas de seguridad lograron mermar a los grupos en pugna, con la captura de sicarios y el decomiso de armamento y vehículos, restando operatividad y abatiendo la violencia.
No obstante, aseguró no confiarse, por lo que siguen reforzando la seguridad e instalando filtros para que los grupos criminales no puedan desplazarse fácilmente por La Paz.
Fuente: El blog del narco
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