ALERTA: Un estudio asocia el uso de los Celulares con el Cáncer.


Una agencia de investigación del gobierno de Estados Unidos presentó los resultados de un trabajo en ratas en el que se invirtieron US $25 millones y detectó una posible relación entre el cáncer y la radiación que producen los teléfonos móviles.

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La evidencia detectada en ratones tendrá que ser comprobada en humanos.

Investigadores del National Toxicology Program, un grupo adscrito a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y financiados por el propio gobierno, presentaron el viernes pasado los resultados parciales de un estudio en el detectaron un posible vínculo entre cáncer y exposición a la radiación de los teléfonos móviles. Fue cuestión de minutos para que se encendiera un debate científico global.

No era para menos. En un mundo donde el 60% de la población usa los teléfonos móviles y se calcula que existen casi 5.000 millones de aparatos, una noticia como esa es para tomársela en serio.

El trabajo de los científicos norteamericanos, en el que se invirtieron cerca de US $25 millones es una pieza más, no definitiva, en un debate que ya lleva más de dos décadas vigente. “Este es de lejos el bioensayo más cuidadosamente realizado sobre teléfonos móviles. Aún hay mucho por hacer para demostrar si la radiación también causa problemas en humanos, pero el hecho de que ocurra en ratas es un gran asunto. De hecho, me he preocupado y yo soy un experto”, fueron las palabras de Christopher Portier, un científico ya retirado del National Toxicology Program.

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El estudio consistió en exponer a más de 1.000 ratones a diferentes niveles de radiación tratando de emular los que pueden recibir los usuarios de celulares a lo largo de su vida. Los científicos construyeron cámaras en las que encerraron grupos de 90 ratones separados por género. Durante dos años, los ratones fueron expuestos a nueve horas de radiación diaria. Algunos ratones recibieron 1.5 watts por kilogramo de peso que es la indicación permitida en humanos. Otros el doble. Otros más cuatro veces esa cantidad. Y otros más sirvieron de control y no estuvieron expuestos.

Al final del estudio se registró la aparición de dos tipos poco frecuentes de tumores entre los ratones machos expuestos a radiación: un tumor cerebral conocido como glioma maligno y otro conocido como Tumor de Células Schwann, células que rodean y envuelve los nervios. El primero se detectó en 2 a 3% de los ratones y el otro en 2 a 6%. En los ratones machos no expuestos a radiación no se identificaron estos tumores. Tampoco en los ratones hembras.

John Bucher, director del National Toxicology Program comentó, durante la rueda de prensa que ofreció junto a sus colegas el viernes pasado, que la evidencia de este estudio “está lejos de ser definitiva”.

Hace 5 años, el 31 de mayo de 2011, la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer ya habían advertido sobre la posible relación y en aquella ocasión elevaron a los “campos electromagnéticos de radiofrecuencia”, un eufemismo técnico para hablar de celulares y otros dispositivos tecnológicos, al grupo de riesgo 2B, el grupo al que pertenecen los agentes “posiblemente carcinógenos para los humanos”.

El grupo de 31 científicos asesores de la agencia internacional concluyeron, luego de revisar la evidencia disponible hasta ese momento, que existía una asociación positiva entre los usuarios de celular y dos tipos de cáncer: gliomas (un tumor maligno en la glia, un grupo de células que cumplen un papel de nodrizas o andamio de otras células) y neuromas acústicos (un tumor benigno que crece en el nervio que conecta el oído al cerebro). Uno de los estudios analizados mostró un incremento del 40% de riesgo de gliomas entre aquellos que usaban el teléfono más de 30 minutos cada día durante 10 años.

Por aquella misma época, la neurocientífica mexicana Nora Volkow, nieta del revolucionario ruso León Trotsky y directora del National Institute on Drug Abuse en Estados Unidos, se involucró en el debate sobre radiación de teléfonos móvles y llevó a cabo un interesante estudio. Volkow y sus colegas reclutaron 47 personas sanas escanearon sus cerebros mientras usaban un teléfono celular. Con ese trabajo, otro pequeño aporte a la discusión, Volkow pudo demostrar que en la región del cerebro más próxima al oído se producía un incremento en el metabolismo de las neuronas. Aunque aceptó que no se podía concluir nada más allá de eso. Sin embargo si constituía una pista de la interacción entre células y radiación. 

Jerry Phillips, un bioquímico y quien trabajó en los años noventa en investigaciones sobre el mismo tema para Motorola, explicó a la revista Scientific American que la radiación de los teléfonos celulares es “no ionizante” lo cual quiere decir que los campos que crea son de muy baja energía, insuficiente para romper enlaces químicos. Los rayos X, por ejemplo, son radiación ionizante y la energía que contienen puede alterar compuestos químicos en una célula. “Siempre se asumió que la energía de los aparatos móviles era insuficiente para la producción de calor y por lo tanto para generar efectos biológicos”, apuntó en la entrevista y comparó el caso con el del humo del cigarrillo. Por años se asumió que un acto tan simple como fumar un cigarrillo no podía causar cáncer. Pero ese mínimo efecto, a lo largo de muchos años, si puede generar algún tipo de alteración biológica. En el caso de la radiación de celulares nadie tiene muy claro cuál podría ser el posible mecanismo si es que tal cosa se confirma.

Por ahora, los resultados presentados tendrán que ser revisados por otros expertos. También se debe esperar las conclusiones finales pues el estudio presentado el viernes hace parte de un trabajo mucho más grande. 





Fuente: El espectador
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