Si sueles beber alcohol, es posible que en algún momento de tu vida hayas sufrido un desvanecimiento o desmayo por beber demasiado.
Si bien estas pérdidas de conocimiento son lo suficientemente frecuentes y le suceden a aproximadamente la mitad de las personas que beben habitualmente, poco se conoce acerca de por qué se producen y qué consecuencias tiene a largo plazo.
Ahora, un equipo de científicos de la Sociedad de Investigación sobre el Alcoholismo ha presentado un trabajo en el que se arroja un poco de luz sobre este “apagón” causado por el alcohol.
Los investigadores examinaron 26 estudios sobre pérdida de conocimiento a causa de las bebidas alcohólicas con objeto de destacar los mecanismos neurobiológicos subyacentes a este suceso. Lógicamente nuestra propia biología también es parte determinante del efecto del alcohol en nuestro organismo, lo que explica por qué hay personas que son incapaces de recordar la noche anterior a pesar de no haber bebido más que el resto del grupo.
La pérdida de conocimiento se produce cuando el nivel de alcohol en sangre de un individuo se vuelve excesivamente alto. El hipocampo es una región muy sensible al alcohol y como recordaremos es la responsable de la formación de nuevos recuerdos.
Por ello, ante una ingesta elevada de alcohol, la capacidad del hipocampo se ve mermada. No es que hayamos “olvidado” lo que ha sucedido, sino que directamente esos recuerdos jamás se almacenaron en nuestro cerebro.
“Técnicamente, un individuo borracho puede perder o no perder la conciencia por un breve tiempo, pero lo cierto es que no se forman recuerdos de eventos durante largos períodos de tiempo durante la embriaguez”, afirma Ausim Azizi, líder del trabajo.
Aparte de este extremo, el estudio también expone que durante esta pérdida de conocimiento podemos causar un daño significativo a nuestra salud física y mental: por un lado, podemos caernos y rompernos un hueso sin ser conscientes de ello; por otro, estos “apagones” cerebrales también pueden provocar un daño psicológico importante, por estar vinculados a anomalías neurobiológicas y síntomas psiquiátricos a largo plazo.
Fuente: La cronica
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