" Anastasia Lechtchenko la bella descuartizadora de Tijuana"


Anastasia Lechtchenko Masney nació en 1996 y la mayor parte de su vida la vivió en Tijuana, Baja California (México). Fue hija de dos inmigrantes ucranianos, Igor Lechtchenko.

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Un entrenador de gimnastas y Yuliya Masney Safonchik, una maestra de primaria y ex-bailarina y acróbata profesional nacida en 1970. Yuliya e Igor se enamoraron cuando trabajaban en el tradicional Circo Ruso. En 1995, los acróbatas ucranianos decidieron que era momento de dejar la vida.

Circense y establecerse,  escogieron San Luis Potosí (México), donde nació su primera hija: Anastasia, una bebé de cabello rizado, rubio. Heredó la extrema delicadeza del rostro de su madre. Ambos se nacionalizaron mexicanos años después.

Anastasia cuando era niña en su época en la secundaria

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Fotos:








Años más tarde se mudaron a Tijuana, Baja California, donde él comenzó a entrenar a gimnastas en el Centro de Alto Rendimiento. Anastasia era una chica normal: iba a la escuela, coqueteaba con los chicos, odiaba a su maestra de Química, le gustaba escuchar música, se quejaba por tener que arreglar su habitación.

En su cuenta de Facebook posteaba canciones, compartía sus sentimientos y emociones, planeaba salidas con sus compañeros. Le apasionaba el cine de terror y las imágenes violentas.





A Yuliya le encantaba bailar, siempre recordaba sus años en el Circo Ruso. Su familia radicaba en el boulevard Paseo Ensenada n° 2311 esquina con De la Lluvia, en la sección Jardines del Sol, en la delegación Playas de Tijuana, en la fronteriza ciudad de Tijuana, Baja California (México).

Sobre Yuliya

Max Aub fue un amigo de Yuliya Masney Chafonsik escribe una carta donde la describe como culta, amorosa y víctima 

“Me tocó ser hombre y mujer. Como quisiera ser solamente mujer”, escribió en el 2014 Yuliya en su muro de Facebook. Eran los días en que Anastasia, su hija de 18 años, estaba desaparecida por que se habia escapado por su cuenta a Sinaloa y ella apenas dormía y a veces ni comía, buscándola, atendiendo la casa y cuidando a Valeria, de 11 años y con discapacidad.

En la vivienda de Yuliya, los problemas abundaban y el dinero escaseaba. Estaba muy sola. Igor, el hombre del que se estaba divorciando, la ayudaba poco, muy poco y, a veces, nada.




Hace más de 20 años, Yuliya Masney Chafonsik llegó a México procedente de Rusia con su esposo Igor Lechtchenko. Se conocieron en el mundo del espectáculo, estaban enamorados y tenían muchos planes.

Ella, de 25 años, poseía una belleza que difícilmente pasaba inadvertida; esbelta y de piernas torneadas, era dueña de una abundante melena color oro que resaltaba sus ojos profundamente azules y su sensual sonrisa.

La suerte parecía de su lado pues además de su belleza física y su trato afable, era políglota, bailarina, pianista y estudiosa de la historia universal.

El matrimonio de rusos decidió desertar de la compañía de danza (aunque algunos dicen que de un circo) y probar suerte como bailarines independientes. Cobijados, primero, por la empresa que los trajo a México y después por su talento, la carrera de los bailarines parecía consolidarse.

Incluso se presentaron en programas de televisión como “Un Nuevo Día”, entonces conducido por Rebeca de Alba y César Costa. 




Vivieron en la ciudad de México y después recorrieron otras entidades.
Hace más de una década, se asentaron en Tijuana, Baja California.
En los años noventa, cruzaron a Estados Unidos, pero tuvieron dificultades para acoplarse y los problemas de su relación hicieron que se regresaran a territorio mexicano. Igor y Yuliya se separaron cuando ya habían nacido sus dos hijas, Anastasia y Valeria.

-La soledad y la rubia. 

Entablé una amistad con Yuliya a través de Facebook en marzo de 2014, aunque, personalmente, sólo nos vimos una vez, en mayo del mismo año. Pasé por ella a Playas de Tijuana y la invité a comer a Rosarito.

Me platicó que su hija mayor Anastasia, desde hacía meses, estaba reportada como desaparecida ante las autoridades, aunque para ella, estaba secuestrada, pero no sabía o nunca dijo por quién.

Yuliya era una mujer culta, preparada y muy inteligente, más allá de su evidente belleza física.
Siempre tenía palabras de amor cuando se refería a sus hijas.

Me comentó que los primeros años de Anastasia fueron “mágicos”, conviviendo con sus padres y entre presentaciones artísticas de las que formaba parte; parecía feliz. Sin embargo, se atravesaron dos circunstancias que no pudo superar y terminaron por convertirla en una joven desenfrenada: una hermana con discapacidad múltiple y la separación de sus padres.

A pesar de su realidad, entre la austeridad y la pobreza, Yuliya siempre se las arregló para darle un techo, comida y vestido a sus hijas.

El día fatídico que Anastasia, en su estado de drogadicción, se acercó a la casa de su madre y hermana, Yuliya no tenía idea de su estado agresivo y aparente locura.

Ella sólo quería estar bien con Anastasia. Sin duda, fue sorprendida para ser asesinada a traición y dejar, a su vez, sin protección, a la pequeña Valeria.

La presunta frialdad con que actuó Anastasia contrasta, como agua y fuego, con la manera tan hermosa, amorosa y sublime que Yuliya se expresó siempre de su hija mayor.

Tuvimos una gran amistad. La admiré mucho. Su capacidad de plática y de escucha, su nivel cultural y en especial, su interés y conocimiento en la política de México y del mundo, era muy alta. Amaba al país donde creció, Ucrania, y sus raíces rusas, y los defendía a capa y espada —aunque Yuliya nació en Siberia—. Jamás perdió el acento que la delataba como extrajera, pero su cotidianidad al hablar definitivamente era la de una mexicana.

Después de su lugar de origen, amó profundamente a México. 

Yuliya amaba las palabras y su significado, le gustaba citar a personajes; su sentir lo transmitió alguna vez en un pensamiento de Víctor Hugo: “La melancolía es la felicidad de estar triste”. Así era ella, melancólicamente feliz. Alguna vez escribió sobre los hijos citando a Graham Greene: “Son los hijos los que se apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos de ellos”. Es por ello que Anastasia, al igual que Valeria, siempre estaban en su corazón y pensamiento.

La familia



Para ese entonces, su padre se dedicaba a entrenar a los equipos de gimnasia en la Universidad Autónoma de Baja California. Era un reconocido preparador físico de atletas olímpicos de esgrima.

Igor Lechtchenko





Yuliya Masney Safonchik daba clases de ruso en la escuela "Benito Juárez". Utilizaba sus cuentas en las redes sociales para enviar mensajes a favor de Ucrania y era una conocida activista a favor de su país y en contra de Estados Unidos. Había sido reina de belleza y gustaba de posar ante las cámaras.

Yuliya Masney Safonchik










Un día, Anastasia se hizo un tatuaje en forma de corazón detrás de la oreja; la regañaron por ello. Los padres de Anastasia tuvieron una segunda hija: Valeria Lechtchenko Masney, nacida en 2003 y diagnosticada con discapacidad múltiple. La única capacidad que logró desarrollar fue la de caminar sin sentido. Pero no podía hablar y la mirada siempre estaba perdida. La pequeña padecía además un severo problema de autismo, lo que poco a poco debilitó el hogar familiar.

Los padres de Anastasia se divorciaron. La mujer llevaba a su hija menor al Centro de Atención Múltiple Benito Juárez. Anastasia y su hermana Valeria se quedaron con su madre, pero a medida que Anastasia crecía, la situación se hizo más difícil. A Yuliya le obsesionaba la niña autista y descuidaba a Anastasia para sobreproteger a su hija menor. Su eterna sonrisa contrastaba con la angustia diaria de no saber la enfermedad exacta que padecía su hija, qué sentía. Por qué caminaba, pero no expresaba nada. "No sé qué siente si le duele algo", repetía constantemente.

Valeria Lechtchenko Masney





Yuliya, junto a sus dos hijas pequeñas

En 2010, Anastasia entró a la Escuela Secundaria Técnica número 1. A los catorce años probó por primera vez la mariguana, la metanfetamina y el éxtasis. Luz Aída, una joven profesora de educación especial que atendió a Valeria, diría de la familia Lechtchenko: "Se veían muy normales, pero el problema fue cuando Anastasia creció y entró a la secundarla. Siempre se le veía malhumorada, como enojada con la vida. Esta es mi hipótesis: cuando toda la atención se vuelca a un hijo con educación especial, se puede crear cierto resentimiento en los otros miembros de su familia".

El 9 de febrero de 2015, Anastasia fue reportada como extraviada. Durante un mes, la policía buscó sin dar con ella. El Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA), emitió una pesquisa para localizarla. Su madre publicó en Facebook una solicitud de ayuda. También se difundieron carteles de búsqueda. Su desaparición desató el pánico en sectores de Tijuana, ya que se pensaba que había sido secuestrada o asesinada.

Cartel de búsqueda





Cuando estaba lejos, publicó en su muro de Facebook: “Cuando te das cuenta que eres tan insignificante en el largo camino de un desierto, que la ciudad no es nada comparada con la belleza de la naturaleza que estás viendo, te pones a pensar en el por qué de las cosas, pero, ¡demonios!, no todas tienen un por qué. Entonces sólo sabes que estás agradecido con la vida porque tienes a una familia linda, y buenos amigos, y que hay personas también que sólo vienen a cumplir un papel a tu vida y se van como actores de reparto. Estos pueden hacerte daño o pueden hacerte feliz, pero al final se van y te dejan una enseñanza. A esa gente también le agradezco".

Anastasia con su padre, Igor





El 27 de febrero Anastasia se comunicó con su madre a través de Facebook y al día siguiente le llamó por teléfono para informarle que había comenzado a trabajar con unos amigos de su familia. Estaba en Sinaloa, a donde llegó por su cuenta propia, según asentó su propia madre en el perfil de Facebook de Anastasia.

El mensaje en Facebook sobre la reaparición



 "Atención toda la comunidad de FB, todos los amigos y amigos de los amigos: quiero compartir mi alegría y buena noticia, Anastasia se comunico conmigo, está en Culiacán, Sinaloa, los detalles de su aventura no sabré decir, cómo y por qué no lo sé. ¡Estamos en hecho a traerla a casa! ¡Pronto todos podemos verla de nuevo! De mi parte de todo mi corazón quiero agradecer a todos por su ayuda, su apoyo, su colaboración, sus palabras de aliento, sin todos ustedes, sin su unidad en esta larga búsqueda, yo sola no podría lograr el éxito! GRACIAS A TODOS USTEDES! ¡Espero que muy pronto abrazare a mi hija! Yuliya, mamá de una hija rebelde".

Cuenta de Facebook de Anastasia y algunos mensajes 






"Ella se encuentra sana y salva, en ningún momento fue privada de su libertad, en ningún momento fue abusada", declaró el jefe de CAPEA. No fue la única ocasión; con anterioridad se había ausentado de su casa por periodos cortos. En todos esos casos, reaparecía a las pocas horas. "En Culiacán estaba con amistades no muy recomendables", reveló uno de los agentes asignados al caso. Lo que no imaginaban sus padres era que, desde años atrás, Anastasia se había hecho aficionada a varias drogas; primero en afán experimental y luego como adicción.

Anastasia con su madre Yuliya






Anastasia utilizaba la red social ask.com, en la que se acostumbra responder a preguntas anónimas que otras personas hacen a los usuarios. El perfil de Anastasia tenía como fondo dibujos de escenas suicidas: una mujer con una soga al cuello e ingiriendo pastillas, otra con una pistola en la sien. Una persona le preguntó: "Explica el por qué de tu background (fondo) de ask (la red social)", a lo que ella respondió mediante un video de tres segundos: "Porque no estoy cuerda".

Había buscado trabajo sin encontrarlo en su ciudad natal. Los roces con su madre a causa de su hermana menor eran cada vez más desagradables. La idílica imagen proyectada por Yuliya hacia el exterior era una farsa; en su casa, lo que se vivía era una constante confrontación.

Anastasia buscando trabajo




Desde días antes del asesinato, Anastasia iba y venía. Un vecino, Héctor Durazo, señalaría: "Unos días antes escuché que le gritó desde el portón a Yuliya: 'te voy a matar, hija de la chingada'. Era una loca, siempre estaba drogada". Anastasia estaba harta. Decidió deshacerse de su madre y de su molesta hermana. Durante varias semanas se dedicó a planear el crimen; investigó en varias páginas de Internet dedicadas a asesinos en serie y a criminales famosos. En muchos de esos casos encontró inspiración para realizar sus criminales planes.

Según diría después, Anastasia estaba segura de que su madre y su hermana "eran brujas; ellas querían matarme, Muchos verían en esto sólo un pretexto para fingir demencia, con la finalidad de ocultar la frialdad con la que el crimen había sido cometido. Era obvio que sus búsquedas en la red revelaban otra cosa. También buscó en Internet cómo matar brujas y llevar a cabo el desmembramiento de los cadáveres; por ello los cortes serían hechos con precisión.

Anastasia disfrazada



El domingo 7 de junio, la gente vio a Yuliya viva por última vez; era el día de las elecciones. Ese día, Valeria y ella vieron a Igor por última vez. El lunes 8, Anastasia se decidió; se preparó mentalmente para lo que iba a realizar. Tomó un cuchillo de cocina y acechó a su madre. En un descuido, la atacó. Yuliya estaba sentada en un sillón y allí la ultimó. "Creo que mi mamá ya sabía que la iba a matar y no opuso resistencia". Después caminó hasta el cuarto de su hermana Valeria. Con la niña no tuvo mayor problema: se paró al borde de la cama y levantó su pequeño cuerpo para ahorcarla con la misma soga que a su madre. "La voz de un hombre me decía que acabara con ellas". Debido a su discapacidad, Valeria no pudo gritar. ''Tardé un poquito menos, veinte minutos. Pero su cuerpo seguía calientito". Luego se fue porque había leído en Internet que para desmembrar un cuerpo tenía que esperar a que se enfriara. Hora y media después regresó.

Yuliya y Valeria




El único que escuchó los gritos de Yuliya fue un sastre que vivía justamente atrás de la casa de las Lechtchenko. Desde las 21:00 horas se escucharon lamentos, gritos, pero no llamó a la policía porque últimamente los gritos eran constantes y, además, hablaban en ruso. "No entendí nada", dijo. Su inacción le costó la vida a las víctimas. En su confesión, explicaría que el asesinato fue en defensa propia: desde hace días sentía piquetes en la espalda y pulsaciones en el cuerpo que no la dejaban dormir. "Tenía tiempo que mi mamá se dedicaba a la brujería, y mi hermana era una muñeca, su aliada, su títere. Y para que no continúen esos trabajos también hay que matarla. Para matar a una bruja, a ese espíritu maligno, hay que cortarle partes inferiores" y se aseguró de que su hermana también muriera, para terminar con ese encanto negativo.





A ambos cadáveres les extrajo el corazón y a Valeria le sacó los ojos, arrojándolos por el inodoro. A su hermana además la decapitó. "El cuello, la piel de atrás del cuello, estaba calientita y eso que ya no tenía la cabeza", diría después. Primero intentó sacarle los ojos con una cuchara, pero como no pudo, fue por un cuchillo a la cocina. Luego descuartizó los cuerpos, poniendo los pedazos en bolsas negras para basura. Sabía perfectamente dónde cortar. Tomó tres cuchillos con diferentes grosores y filos. Los encajó hasta el fondo de la axila y en la unión de la pelvis con las piernas. Con Yuliya tardó cuatro horas, relativamente poco tiempo porque era muy delgada. Con Valeria tardó tres horas.




Al terminar de desmembrar los cuerpos, notó que las paredes y los muebles estaban salpicados. Aunque lo había hecho con precaución, era imposible que no quedara en el piso un charco de sangre. En el fregadero de la cocina seguían las cabezas que había degollado seis horas antes. "Tuve que cortarles las extremidades para que ya no viajaran los espíritus. Y a la títere, la muñeca; había que sacarle los ojos"

A las 23:00 horas salió a una farmacia cercana a comprar bolsas negras para basura. Se sentía muy tranquila. Eligió una pequeña caja con diez bolsas de 70 por 90 centímetros que le pareció la más práctica. "Traía puras monedas; las bolsas costaban $24.90, pero la muchachita no completaba, así que se fue corriendo", diría la empleada de mostrador que le cobró aquella noche a la adolescente. Regresó rápido a su casa. Las líneas de expresión de su rostro estaban descompuestas; le punzaba el ojo izquierdo. Metió los cuerpos desmembrados en tres bolsas negras y después se fumó un cigarro.

Anastasia aseguraba tener la mejor mama del mundo

Hace más de un año antes del crimen, Anastasia usaba una red social llamada Ask.fm, donde publicaba en videos acerca de su vida, en una de esas publicaciones fue cuestionada sobre su madre y la respuesta que dio sorprendería a cualquiera.

En esa ocasión, la chica describió a su madre como la mejor persona del mundo.

"Es guapísima, además me entiende y me deja hacer mi desmadre, siempre está al pendiente, siempre ha estado ahí para mi mamá y para mi hermana, no importa que tan raro se haya puesto todo".

Además la joven aseguró que su madre siempre iba a estar ahí para ella, creo que tengo la mejor mamá del mundo, mencionó.

"Nunca le digo que es la mejor mamá del mundo, es un encanto de verdad y la quiero mucho", concluyó.



Al día siguiente, Héctor Durazo y Arturo Torres, vecinos, vieron entrar y salir a la joven. Estaba muy tranquila y salía de vez en vez a fumar cigarrillos. Incluso, llevó a varios amigos a su casa. Se quedó en el departamento con los cadáveres durante dos días, hasta que fue a visitar a unas amigas. Para entonces, el hedor se notaba hasta las casas vecinas. La ausencia de las mujeres fue notada por los compañeros de trabajo de la catedrática.




El miércoles 10 a las 23:00 horas, unos vecinos reportaron fétidos olores que provenían del inmueble. Las cerraduras de la casa no estaban forzadas. Al acudir al sitio, policías municipales verificaron el contenido de varias bolsas de plástico negras, de las utilizadas para la basura, y descubrieron que las mismas contenían restos humanos, por lo que solicitaron la presencia del Ministerio Público del Fuero Común. Los restos estaban putrefactos a causa del calor y llenos de moscas y gusanos.

Anastasia poco antes del crimen 








Mediante las investigaciones preliminares de agentes de la Unidad Orgánica de Homicidios Dolosos se estableció la identidad de las víctimas, pero en la residencia no había persona alguna y al indagar entre los vecinos surgió el nombre de Anastasia. La policía la buscó y consiguió ubicarla en un domicilio de la misma zona, donde fue detenida junto con dos mujeres más. Cuando los agentes le preguntaron si sabía por qué estaban ahí, respondió: "Porque maté a mi madre y a mi hermana".




Al retornar los agentes a la escena del crimen, ya había arribado el esposo y padre de las víctimas y de la asesina. Había sido notificado por las autoridades. Lo detuvieron también. Los cuatro fueron remitidos en calidad de presentados para que rindieran su declaración ministerial en torno a los hechos. En el cuarto de interrogatorios, Anastasia parecía otra: llevaba la cara lavada, el pelo rubio desaliñado sujeto en una coleta, una chaqueta azul y pantalones de mezclilla. Pero la pose seguía siendo altiva y sostuvo de frente la mirada a los agentes investigadores. Se sabía hermosa y el empoderamiento que su crimen le había dado, le brindaba la fuerza para enfrentarse a los sabuesos.




Para la policía, existían claros indicios de que Anastasia Lechtchenko era la autora del homicidio y descuartizamiento de su madre y su hermana. "De las pesquisas se fortalece una hipótesis en la Investigación, en el sentido de que el entorno familiar pudo ser la causa principal del hecho", confirmó la Procuraduría General de Justicia. El alcalde Jorge Astiazarán Orcí declararía: "Es algo muy lamentable y no podemos justificar el hecho violento, desgraciadamente las Investigaciones hasta ahorita apuntan a que está relacionado un familiar, que es lo más triste".


Las dos chicas que estaban con la joven sospechosa fueron puestas en libertad, al comprobarse que no tenían relación alguna con el crimen. Quedaron padre e hija en calidad de presentados, rindiendo su declaración. Sin tapujos, Anastasia confesó el crimen. En su declaración ante agentes de la Unidad de Homicidios Dolosos de la Procuraduría de Justicia del Estado, la joven de 19 años confesó que a su madre, Yuliya Masney Safonchik, de 45 años de edad, la ultimó ahorcándola y apuñalándola con un cuchillo de cocina. A su hermana menor, Valeria Lechtchenko Masney, autista de nacimiento, la mató de igual forma y la decapitó.





"Eran brujas", aseguró, "por eso las maté. Intentaban embrujarme y alguien, una voz, me pidió que las matara. Les saqué el corazón y las decapité porque ésta es la única manera de acabar con las brujas". En el momento del crimen, Anastasia no se encontraba bajo el influjo de las drogas. Su padre, al reclamar los cadáveres de su ex esposa e hija, le dijo a los agentes del Ministerio Público que tenía sentimientos encontrados y no le interesaba mucho el caso.

El lugar del crimen









El jueves 11, los agentes investigadores indicaron que Anastasia era la única persona implicada en el doble asesinato, por lo que, debido a las evidencias encontradas, el viernes 12 fue consignada. Tras ser girada la orden de aprehensión, fue internada en la penitenciaría.

El 13 de junio, Igor Lechtchenko publicó en su cuenta de Facebook: "Muy buenas tardes a todos mis amigos y contactos de Facebook. Primero que nada quiero agradecer su apoyo y compresión en estos hechos que acaban de pasar; yo estoy bien dentro de lo que cabe en esta situación, pero no puedo contestar todos los mensajes que me llegan por falta de tiempo. Pero aprecio a todos por sus ganas de ayudar y sí voy a necesitarla por lo mismo de los trámites futuros. Yo estoy consciente; pero espero la respuesta de los familiares de Yuliya, su hermano y mamá, qué quieren hacer ellos con los restos de Yuliya. Otra vez muchas gracias a todos".

En un acto de extraña justicia a la mexicana, Anastasia quedó libre debido a que la juez quinto de lo Penal, Ana Isabel Flores Plascencia, no otorgó la orden de aprehensión en su contra. La asesina fue puesta en libertad, pese a que la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California solicitó orden de aprehensión urgente. Al no otorgarla, el Ministerio Público quedó a la espera de que el juez les otorgue la orden de aprehensión ordinaria porque, asienta el reporte, el Código Penal de Baja California marca un plazo de hasta quince días hábiles, que en la práctica son tres semanas.

VIDEO Anastasia confiesa como mato a su madre y hermana durante el interrogatorio con los policías ministeriales.

Anastasia narró cómo, porqué y desde cuándo asesinó a su mamá Yuliya Masney y su hermana Valeria. La confesión en este video es la primera que hizo a policías ministeriales cuando la arrestaron tras descubrirse los cadáveres. Jamás incrimina a nadie más sobre los hechos y en un principio define a su mamá como su madrastra, lo propio sobre su hermana.


Los cadáveres





En noviembre de 2012, la misma jueza ordenó la liberación de Jaime Ochoa y Erasmo Ramírez, también homicidas confesos, autores del asesinato del comerciante Rafael Garibay; a la confesión de los criminales se había agregado la identificación visual hecha por la esposa y la cuñada de la víctima, quienes también fueron lesionadas en el ataque. En aquella ocasión, la inepta jueza ordenó la liberación tras aplicar reformas al Código Penal, hechas para el Nuevo Sistema de Justicia Penal, que aún no iniciaba funciones en Tijuana, y consideró que "no se aplicaba la extensión de la flagrancia".

Ficha de detención de Anastasia



El miércoles 17 de junio, se celebró una gran fiesta para reunir fondos y apoyar al entrenador, en la casa de Enrico Carmona "Rico". Fue una noche de karaoke con la presencia de sonideros, payasos, cuentacuentos, cantantes y DJ's. Se vendió música y bebidas alcohólicas y se cobró la entrada. Era un gesto solidario con el hombre que había sido amigo de tanta gente y cuya familia fue una de las más queridas.

El evento





La chica se fue a la playa con una bolsa de galletas, unos cigarros y un encendedor, a contemplar el atardecer; un reportero la vio allí, sentada sobre la arena. La entrevistó; cuando le preguntó cómo estaba, la asesina respondió que"muy bien; me encuentro bien, pero tranquila más que nada; más que bien, tranquila" y que en los últimos días sólo se había alimentado de comida rápida.


Su padre, Igor Lechtchenko, aseguró desconocer el paradero de su hija. "No tengo nada con ella, ninguna comunicación con ella; ella es ciudadana mexicana; yo no sé nada, desconozco totalmente", aseguró. Los amigos del entrenador declararon: "El hombre no tiene bajo su tutela a la joven Anastasia. Es falso; queremos que sepa la ciudadanía que en ningún momento fue entregada Anastasia a Igor. Sabemos de antemano que no sabe dónde está". El caso es que entre dimes y diretes legales y familiares, la bellísima descuartizadora quedó libre para deambular por cualquier parte de México o el extranjero.

Diez días después del crimen, fue detenida otra vez. El viernes 19 de junio la encontraron paseando en el Parque México. La arrestaron y la trasladaron al Centro de Readaptación Social de Tijuana para que enfrentara el proceso penal. El lunes 22 de junio, se celebró la misa de las víctimas en la iglesia Santa María Estrella del Mar, ubicada sobre el Paseo Ensenada, del Fraccionamiento Playas de Tijuana. Los asistentes llevaron globos blancos.

El arresto




Los vecinos colocaron ramos de flores, veladoras y juguetes afuera de la casa. También les preocupaba el gato de la familia. Desde los asesinatos, solo y hambriento, el gato no paraba de llorar.

El viernes 26 de junio del 2015 se le dicto auto de formal prisión y le espera una condena de hasta 80 años por sus crímenes.

Anastasia Lechtchenko seguirá presa en la penitenciaría de La Mesa en la ciudad fronteriza de Tijuana en México, donde le espera una condena de hasta 80 años, luego de que el Juzgado Quinto Penal ratificó el auto de formal prisión por el homicidio agravado por parentesco.


Fuente: EL blog del narco
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