Han sido 13 años de una pesadilla. Más de una década en la que una madre tuvo que vivir separada de su hijo, sin saber si volvería a verlo. Pero todo acabó, de manera sorpresiva, cuando le informaron el lunes que el niño que tanto había buscado había aparecido sano y salvo a unas 700 millas (1,150 km) de distancia, en Cleveland (Ohio).
Ella recibió la noticia “muy contenta, aliviada. No puedo expresar con palabras (lo que sintió)”, según explicó Johnny Evans, lugarteniente de Alabama, en el momento en el que la contactaron.
Todo comenzó el 28 de agosto de 2002 cuando Julián Tiberius Hernández, que entonces tenía tan solo cinco años, desapareció. Desde el principio se sospechó que había sido el padre del niño, Bobby Hernández, quien se lo había llevado.
Bobby, de 53 años y al parecer de origen puertorriqueño, debía llevar a Julián al jardín de infancia pero no lo hizo. En cambio, retiró dinero de sus cuentas en el banco y escapó con alguna ropa y juguetes del niño. Los investigadores sospecharon que podía estar en una zona de clima cálido, como Puerto Rico o la Florida. Pero no fue así.
Bobby y Julián vivían en Ohio, con identidades falsas, según explicaron las autoridades. Y este hecho provocó que finalmente el FBI diera con el paradero de este joven.
Todo fue una casualidad. Julián, como cualquier joven de su edad, comenzó a aplicar para ir al “college” y continuar sus estudios pero tuvo un problema: su identidad no se correspondía con la de su seguro social.
Un consejero estudiantil lo ayudó a encontrar el motivo de lo que parecía era simplemente un error. Pero acabaron descubriendo que su nombre, Julián Hernández, estaba en la lista del “National Center for Missing and Exploited Children” (Centro Nacional para los niños desaparecidos y abusados).
“Mientras que estaba rellenando los documentos para el 'college' se dio cuenta de que no era quien era. Él no supo que había sido secuestrado hasta hace poco”, explicó Johnny Evans.
A partir de ese momento, todo se precipitó. El 30 de octubre la división local del FBI de Cleveland recibió la información de que un joven llamado Julián Hernández y que estaba desaparecido vivía en la ciudad.
El 1 de Noviembre, agentes del FBI contactaron con el Departamento de Policía de Vestavia Hills. Poco después, Bobby Hernández era arrestado por falsificar documentos oficiales para conseguir una identificación en Ohio en 2012 y se imponía una fianza de 250,000 dólares.
Bobby Hernandez
¿Qué va a pasar ahora?
Son aún muchas las incógnitas que rodean este caso. Pero la gran duda es si ahora Julián, que sabe que su madre lo ha estado buscando por todo este tiempo, se reencontrará con ella. “Ya tiene 18 años. Es un adulto por eso depende de él si quiere volver (a Alabama)”, informó Evans en una conferencia de prensa en Vestavia Hills (Alabama). “No podemos agarrarlo y llevarlo de vuelta”, explicó.
Casa donde vivia el joven y el padre
Ficha del niño cuando era buscado tras su desaparición
Su madre, que presumiblemente es de la raza blanca, no ha aparecido en los medios de comunicación. Como tampoco Julián, que ha permanecido en el anonimato desde que se conoció su historia. Tampoco se sabe cómo finalmente fue localizado, aunque sí se sabe que vivía en el oeste de Cleveland.
Precisamente los vecinos aún están sorprendidos al conocer la historia. “Dios mío, estoy bajo shock” declaró Matt Melnyk cuando se le preguntó cuál había sido su reacción al saber que su vecino era un hombre buscado por la policía.
Melnyk vive al lado de donde residía John, como se hacía llamar en el vecindario el presunto secuestrador. Según Melnyk, el padre arrestado lo visitaba algunos fines de semana y juntos llegaron a ver algunos partidos de fútbol americano.
“Creo que dijo que era de Alabama, pero eso es todo lo que sé de él. Sé que dijo que estaba en el Ejército del Mar (“Navy”), eso es lo que me dijo. Nunca entré en detalles de su vida personal”, confesó aún incrédulo
Fuente: Univision
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